Mi mejor amigo y más cosas (III)

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Llevaba una semana sin ver a Flavio, desde que pasó lo que pasó, pero eso sí, hablábamos todos los días por WhatsApp. Los dos teníamos mucho trabajo y no teníamos tiempo para vernos.

Esta noche estaba en la cama ya, ya había cenado y Maialen  no estaba en casa ya que estaba con Bruno. Como todas las noches, estaba hablando con Flavio por mensajes hasta que salió la maldita pregunta que estaba intentando evitar pero que tarde o temprano iba a tener que pasar.

"Samantha...¿deberíamos de hablar lo del otro día no?"

Pues tu veras que si tenemos que hablarlo, nos acostamos y no hemos vuelto a sacar el tema después de una semana.

"Deberíamos..."

Se lo envíe así, sin más, tampoco sabía que más decirle, no quería tener esa conversación pero era necesario tenerla, nos estábamos haciendo daño mutuamente, yo sabía que el se dejó llevar en ese momento, pero ya, no siente nada por mi y lo entiendo realmente.

"Mañana es domingo y tenemos libre, podríamos quedar aquí en mi casa...o donde quieras"

Encima mañana, sin tiempo para asimilarlo, la suerte iba en mi contra hoy, bueno hoy y toda la semana.

"En tu casa esta bien, ¿a las 6?"

"Si boniqueta" 

Madre mía este chaval me iba a volver loca de un momento a otro, si yo sabía que esto iba a acabar pasando que me iba a volver a enganchar a él al nivel de la academia. Cuando salimos estuvimos más distanciados hasta que nos dimos cuenta que nos necesitábamos mutuamente y estábamos casi todos los días juntos. Aunque sabía que iba a acabar pasando, me deje, me deje porque realmente quería que pasase, pero si fuese mutuo claro esta.

La conversación quedó zanjada en ese momento ya que yo tenía sueño y decidí dormirme para el día que me esperaba mañana, pues bien creía que iba a ser tranquilo, iba a ser todo lo contrario a lo que yo tenía pensado.

No pude dormir, mi cabeza no paraba de montarse escenarios posibles de lo que podría pasar mañana en su casa, cerraba los ojos y me lo imaginaba a el diciéndome lo peor que podría escuchar, definitivamente necesitaba que fuesen mañana a las seis de la tarde para que acabase esta tortura en la que estaba sumergida desde hacía una semana.

Me pase toda la noche dandole vueltas a la cama y a la cabeza hasta que me sonó el despertador por si acaso me dormía y no me daba tiempo a arreglarme para quedar con Eva por la mañana, dormirme, que inocente.

Me levante con cero ganas de afrontar mi nuevo día pero tenía que hacerlo, no podía tirarme toda la mañana en la cama, necesitaba hacer algo para despejar mi mente.

Me vestí  con una falda vaquera, unas medias, un jersey básico de cuello alto y unos botines, me planche el pelo y sali de casa, la cual no iba a pisar hasta esta noche ya que iba a estar con Eva todo el día hasta que llegase la hora de irme a casa de Flavio.

Me fuí hacia la esquina de mi calle y allí estaba Eva esperándome con una sonrisa instalada en la cara. Nos saludamos con un abrazo y nos pusimos rumbo a alguna cafetería de Madrid.

Llegamos a una que no estaba muy llena y entramos, pedimos de desayunar y nos pusimos al día sobre todo ya que llevabamos mucho tiempo sin vernos.

-Y eso, que no se que pasara esta tarde, pero no he pegado ojo en toda la noche Eva, es que soy una dramas.
Le dije al terminar de contar toda la historia que me había pasado con Flavio sin que ella me interrumpiese ni una sola vez.

-Vale, osea, que me estas diciendo que te has tirado a Flavio y que ahora tu te has pillado de el de nuevo y sabes que el de ti no.

-Asi es.
Le respondi.

One shots. Flamantha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora