Era una tarde de miércoles y estábamos los dos en casa puesto que yo ya había acabado toda la promo del día y Flavio hasta mañana no iría al estudio. Nos pasamos todo el día haciendo tonterías hasta que decidimos echarnos una siesta, ya que era el único día de la semana en el que podíamos aprovechar porque los demás días los tendríamos a tope.
-Fla. -Le llamé cuando se tumbó en la cama.
Él me miró interrogante y yo estire los brazos para que viniese conmigo, él no dudó ni dos segundos en venir y acurrucarse a mi lado.
-Guapa coño. -Me dijo acercándose más a mi y enredando nuestras piernas como ya se había hecho costumbre entre nosotros.
-Vamos a dormir un ratito bebé. -Dije dándole un pequeño beso en los labios y me acurruque un poco más a el para dormir un rato.
Abrí los ojos y me lo encontré mirándome, madre mía, ¿cuánto había dormido?
-Bebé...¿que hora es?
-No te preocupes que solo ha pasado una hora pero no tenía mucho sueño yo, y me he quedado aquí contigo.
-Que mono. -Dije alzando mi cabeza hasta su cuello para dejarle varios besos.
-¿Hacemos crepes?
-Siiiii, pero tu los haces y yo te miro si no queremos comprar una cocina nueva. -Dije riendome y levantándome de la cama para ir hacia la cocina y sacar los ingredientes necesarios que íbamos a necesitar para hacernos la merienda.
Cuando estaba sacando la harina del mueble, noté una manos alrededor de mi cintura y unos besos en mi cuello.
-Me encanta levantarme y verte así.
-¿Así como? ¿con todos los pelos despeinados y tu sudadera 3 tallas más grande?
-Efectivamente. -Dijo dándome la vuelta para que quedasemos frente a frente.
-A mi si que me encanta verte a ti.
-Bonita. -Dijo lanzándose a mis labios y capturando el inferior para luego empezar una guerra de besos que tuvimos que terminar si queríamos merendar.
-Venga que yo hago la masa. -Me animé-
-¿Tú? -Dijo riéndose mientras sacaba la leche del frigorifico.
-Que si gilipollas.
-¡Oye!
Yo solo me reí por su forma de decirlo e imitarme y me puse manos a la obra con la masa, al final me salió bastante bien, para que mentir, pero ya lo de hacerlas en la sartén se lo dejaba a el mejor.
-Eh tu, ¿has visto lo bien que me ha salido?
-Muy bien, ya si que puedes decirle que te inviten a Masterchef. -Dijo riéndose.
-Uf Flavio.
-Uf Samantha. -Dijo cogiéndome la cara y dándome un beso en los labios.
-Un besito y todo arreglado ¿no?
-No te hagas la dura porque te encanta.
Después de la mini pelea esta tonta, decidimos empezar a hacer los crepes, al final salieron bastante buenos y nos sentamos en la mesa del salón para comer.
-Hacemos buen equipo.
-Que sepas que todo el mérito es mío que he sido la que ha hecho la masa.
-Cariño, si tu las hubieses puesto en la sartén...
-Pues hubiesen salido más ricas, así que ahora calla, come y disfruta de mis crepes.
El solto una carcajada y terminamos de comer entre risas, tonteo, piques y algunos que otros besos robados, sin duda los días así eran los mejores, para que mentir. Cuando terminamos lo recogimos todo y nos pusimos a fregar los platos, bueno yo fregaba y el recogía el resto de la cocina.
-Fla, mira. -Dije volviéndome hacia el que se encontraba limpiando la vitrocerámica y le salpique agua con mis dedos.
-SamanTHA.
Yo me empecé a reir a carcajadas y salí corriendo por toda la casa hasta que me metí en nuestra habitación y cerré la puerta para que no entrase, pero obviamente el tenía más fuerza que yo y consiguió abrir la puerta, para tirarme encima de la cama y ponerse encima de mi mientras yo intentaba deshacerme de su agarre.
-¿Como que estas tan graciosa hoy?. Me pregunto mientras me tenía las manos sujetas sin hacerme daño y se acercaba poco a poco a mi cara, ocasión que aproveche para echarme hacia delante y darle un beso, pero el me lo impidió.
-Con un besito no se arreglan las cosas Sami. -Dijo imitando mis palabras que yo había dicho anteriormente y separándose de mi.
-Tonto.
-Tonta tu, vamos a terminar la cocina, venga.
-No me da la gana. -Dije aún tirada en la cama y cruzandome de brazos.
-Si te da la gana.
-Como no vengas aquí y me des un beso en condiciones, olvídate de tocarme más en tu vida. -Dije de forma dramática.
Obviamente el no se pudo resistir y volvió a tumbarse encima de mi.
-Venga, estoy esperando. -Y antes de terminar de decir la frase completa ya tenía sus labios encima de los míos, fue un beso largo, en el que nos separsbamos por falta de aire y nos volvíamos a juntar.
-¿Así o más? -Pregunto separandose de mi.
-Suficiente, esta noche más y mejor.
-Lleva cuidao' Samantha.
Yo solo me reí y me levanté de la cama para ir y terminar la cocina, entre muchas tonterías más, terminamos y nos fuimos hacia el sofá.
-¿Me enseñas piano? -Le pregunté mientras estábamos acurrucados el uno con el otro viendo algo malo que estaban echando en la televisión.
-Vamos.
Dijo levantándose del sofa y sentándose en la banqueta del piano mientras me miraba para que fuese junto a él.
-Mira tu te pones aquí delante, y yo justo detrás y grabamos y troleamos a todos como si tu estuvieses tocando. -Dijo riéndose, como si fuese la mejor idea de su vida, lo peor de todo que me pareció gracioso a mi y no dejamos de reírnos hasta 10 minutos más tarde que decidimos sacar el móvil y grabarnos.
-¿Mi canción de tanto te la sabes no?
-Obviamente, venga.
Pusimos el móvil a grabar y después de varios intentos nos salió perfecto y lo subimos a las redes sociales, grabamos un par de videos más y dejamos el movil con los videos publicados, estuvimos haciendo más tonterías con el piano, con la tontería algo estaba aprendiendo.
-Flaa. -Le dije riendome que carcajadas mientras dejaba el piano y empezaba a hacerme cosquillas por mi cintura, acción que me hizo echarme hacia atrás sin poder parar de reírme.
Al final paró, y estábamos yo echada prácticamente encima de el, con mi cabeza en su hombro. Y riéndonos aún.
-Te quiero. -Dijo dándome un beso en el cuello y rodeandome de nuevo mi cintura con sus brazos. Yo solo cerré los ojos y disfruté de ese momento. Porque esos eran los pequeños momentos que me hacían feliz.
Y me pregunte cómo podía ser tan feliz con el, como una persona en tan poco tiempo me había marcado tanto y como lo quería de la forma en la que lo hacía. A veces era verdad que llegaba alguien para romperte tus esquemas y ponerte la vida para arriba y eso era maravilloso. Llega dispuesto a mirarte con esos ojos que a mi me derretian, con los que me prometía sin palabras que iba a estar siempre para mi, llega dispuesto a no dejarme caer nunca, porque solo con tenerlo a mi lado sabia que nada podía ir mal, el complementaba mi felicidad y yo complementaba la suya y era perfecto.
-Me hace muy feliz estar así, contigo.
Le dije de repente y gire mi cara hacia el.
-A mi también me haces muy feliz.
-Te quiero mucho. -Dije para luego unir nuestros labios en un beso cargado de sentimiento, emoción y sobre todo, cariño.