》Narra Poché《
Cambié su paño húmedo, mientras ella seguía durmiendo, podía sentir esas ganas de recostarme a su lado y abrazarla hasta que despierte al otro día con una molesta erección, pero el sol estaba saliendo y yo solo la había cuidado durante toda la noche, no me sentía suficiente, sentía que ella seguiría con sus dolores por todo el día.
- Duermete.- Susurró adormilada, mientras tiraba de mi blusa, intentando atraerme a ella.- Abrázame y duerme conmigo.- Besé su mejilla y a pesar de que quería cuidarla, mi cansancio era mayor, acompañándola durante unas extensas horas más, sintiendo como ella tomaba el brazo que pasaba por su cuerpo, como si quisiera dejarme aún más cerca de ella.
Un exquisito olor a café llegó a mis fosas nasales y solo podía sentir la voz de Daniela tarareando una de sus canciones favoritas, antes de quedarse en silencio al sentir mis pasos mientras bajaba las escaleras en boxer y camiseta.
- Buenos días.- Me senté en una de las banquetas, mientras ella formaba un puchero.
- Quería llevarte el desayuno a la cama.- Sonreí levemente, mientras dejaba una de las tazas a mi lado, antes de sentir sus labios posados en mi mejilla.- Buenas tardes.- Corrigió sonriendome, mientras la seguía con la mirada.
Estaba de espaldas y su trasero estaba sobresaliendo, me estaba llamando.
Debía dejar de pensar en eso.
- Descansaste?- Pregunté suavemente, mientras que ella asentía.
- Gracias por estar ahí cuando él quiso aprovecharse.- Alcé mis hombros.
- Conozco a Mario y cuando lo recuerdes, te darás cuenta de porqué los seguí.- Entrelazamos nuestras manos.
- Supongo que no te tengo que tratar de loca por seguirnos si tenías una sospecha.- Sus ojos estaban fijos en los míos, mientras que mis dedos acariciaban el dorso de sus manos.
- Quieres ir a caminar?- Asintió sonriendo.- El lugar es hermoso.-
Cuando todo estuvo limpio, entrelazamos nuestros brazos, saliendo decididas, notando su sonrisa ancha.
El frío del bosque contrarrestaba con su calor corporal, mientras que ella contaba anécdotas de pequeña.
- Mis padres se olvidaron de que yo estaba en la cajuela y casi me dejan ahí.- Ambas reímos, llegando a donde había la suficiente leña caída, tomando los pequeños troncos para sentarnos a descansar.- Tu familia me conoce?- Asentí suavemente.- Cómo se llaman?-
- Tienes que intentar recordarlos.- Formó un puchero.
- Por lo menos dime si me llevo bien con tu madre.- Sonreí levemente, tomando su mano.
- Mi madre murió hace muchos años por cáncer y si me recuerdas, recordarás todo lo que hablamos de ella y aunque no lo creas, ella está aquí.- Señalé su pecho, notando su sonrisa.
- No sabía que...- Levanté mis manos, intentando que no siga justificándose.
- Hace un tiempo te hubiera dicho que su herida siempre estará abierta, pero quizás se cerró cuando apareciste a alegrarme y a alegrar a mi familia con tu forma de ser conmigo y con los demás.- Sus brazos me rodearon, consiguiendo que nos pongamos de pie.
- No te molesta?- Mierda, había sentido que se había parado.
- Suele pasar contigo.- Ella sonrió levemente.- Te molesta?-
- No lo puedes controlar, es normal.- Susurró sonriendo, sintiendo como suavemente, sus manos se posaban en mis mejillas, cerrando mis ojos por inercia. Hacía demasiado tiempo no sentía su suavidad en mí y me encantaba, hasta que se alejó.- No puedo tocarte.- Fruncí mi ceño.- Yo solo puedo tocarte cuando me lo permites.- Negué rápidamente, tomando sus manos.- Yo soy tu sumisa, debes querer azotarme ahora, yo no debí hacerlo, per...- La besé y me importó muy poco que sus manos estén aferradas en mis hombros, yo me las ingenie para que ella me correspondiera.
- El contrato terminó hace demasiado tiempo.- Se alejó levemente.- Hace mucho que no te trato como mi sumisa y yo no soy tu autoridad.-
- No era buena?- Podría hablar por horas de lo que era capaz de hacer Daniela y no me cansaría en absoluto.
- Cuando nos empezamos a enamorar, las reglas terminaron, yo te suplicaba para que me toques y hasta cambiamos los roles.- Me estaba pasando de información.
- Pero ese extraño cuarto existe?- Asentí lentamente, sintiendo como suspiraba alejándose levemente.- No lo puedo creer.-
- No sé lo que estás pensando, pero no quiero que creas que me aproveché, yo siempre intenté ser suave contigo.- Se había quitado su abrigo.- Daniela, hace frío, podrías enfermarte.-
- No me importa.- Estaba en brasier.- Tienes preservativos?- Asentí suavemente, sintiendo como ella misma quitaba mi abrigo.- Vamos a necesitarlos.-
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Mi Jefa- [Caché]
FanfictionEl secreto de una, puede pasar a involucrar a la otra. Sin mencionarlo frente al mundo, siendo algo anormal ante los demás, cuando para ellas quizás hasta termine significando amor... (G!P)