Capítulo 2.11- En todo su esplendor

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Las luces se prendieron y solo pude caminar hasta dejar la caja de preservativos a un lado, mientras ella controlaba todo lo que había.

- Quiero que llegues aquí desnuda, luego de cenar.- Asentí suavemente, observando como controlaba hasta un extraño caño que nunca había usado.- Y si tengo preguntas sobre algo, lo haré antes de comenzar.- Asentí suavemente, lanzando un suave suspiro, antes de que tome mis labios con demasiada exigencia.

Solo podía sonreír, mientras ella cocinaba frente a mí, sintiendo mi corazón a punto de estallar, tenía ciertos nervios de lo que vaya a hacer, pero sabía que ella iba a hacerme disfrutar desde algo mínimo hasta dormir en sus brazos.

- Te comportas diferente.- Sonreí levemente.

- Yo no soy la autoridad hoy, es como si no tendría que faltarte el respeto siendo tu sumisa.- Acaricio mis mejillas, robándole un suave beso.

- Te espero ahí.- Susurró cuando secó la última copa, observando como iba a la habitación en la que en algún momento ella durmió, subiendo a desvestirme, corriendo a esperarla arrodillada en la entrada.

La puerta se cerró, cerrando mis ojos, sintiendo como uno de los cajones era abierto, hasta que tomó mi mentón, sintiendo mi boca secarse al verla espléndida, con un conjunto de lencería rojo, observando lo que traía en su mano:

Estire mi cuello, sintiendo como pasaba el collar, poniéndome de pie para que siguiera con las muñequeras, cubriendo mis ojos con un antifaz.

- Tus manos atrás.- Mis manos se unieron en mi espalda, sin poder evitar imaginarla toda empoderada detrás mío.

Un frío líquido fue derramado en mi trasero, mordiendo mi labio inferior al saber lo que me esperaba, sintiendo como algo frío se posaba en la punta de mis labios.

- Abre tu boca.- Podía sentir como mi semen comenzaba a salir lentamente, mientras ella introducía el tapón anal, intentando no pensar demasiado en eso, hasta que comenzó a darle pequeños golpes encima, gimiendo en respuesta.

Tiró de la correa, haciendo que me vuelva a arrodillar, hasta que me dejó atada al pequeño caño, sintiendo como comenzaba a darle pequeñas caricias a mi miembro, tirando mi cabeza hacia atrás, dando las clásicas reacciones, haciendo ese extraño intento de embestir su mano, ganandome una mordida en mi pezon.

- No puedes hacer eso.- Gemí en respuesta, agachando mi cabeza, sintiendo como ella se alejaba, sintiendo pequeñas vibraciones dentro mío, sin poder evitar morder mi labio inferior.

Me volvió a soltar, atandome a las sogas que salían del arnés debajo de la cama, sintiendo el látigo de tiras recorrer mi espalda.

- Tendrás un castigo.- Jadee poniendo mi trasero en pompa.- Eso es, necesito que me digas si te duele.- Lo último sonó suave, tierno y simplemente pude asentir.

Mi cuerpo respondía ante cada azote, gozando de tener a Daniela detrás mío, imaginandola con el látigo en mi espalda, hasta que escuché como caía a un costado, sintiendo sus dedos masajear mi retaguardia, quitando el tapón anal.

- Ahora entiendo porqué disfrutas tanto esto.- Sonreí levemente, estaba transpirada, podía sentir mi cuerpo completo cansado y solo pude sentir como ella se adentraba con un dildo dentro mío, apretando las cuerdas, sintiendo como tiraba de la correa, escuchando sus gemidos, mientras que un intenso vibrar se extendía por toda mi zona baja.

Había utilizado el dildo inverso, y yo solo podía sentir como el orgasmo se avecinaba.

- Calle.- Gemí intentando acomodar de alguna manera para que ella entre mejor en mi, mientras tiraba de la correa, dejando mis brazos estirados, tomando las sábanas con fuerza.

- Vamos Poché, regalame ese orgasmo.- Una fuerte nalgueada llegó a mi trasero y solo pude desplomarme, dejando de sentir su cuerpo cerca del mío, sintiendo solo como ella gritaba al lado de mi oído, llegando al orgasmo.

Mi respiración era errática, siendo liberada cuando ella consiguió recuperarse, observandola a mi lado, estaba demasiado cansada, me había dejado completamente cansada.

- Sé que te dije que podríamos estar toda la noche aquí, pero no creo soportar mucho más.- Asintió acariciando mi espalda suavemente.

- Vamos a dormir?- Asentí suavemente, notando como se encargaba de guardar todo, cubriendo la desnudez de ambas con dos batas, cayendo rendida en nuestra cama.- Te amo.- Sonreí adormilada, aferrandome a ella, sintiendo como un suave beso era posado en mi frente.

No lo entendí en el momento, pero al otro día no la encontré, ella había desaparecido, no estaba en toda la casa y ningún guardia la había visto.

- Dónde estás, mi amor?-

Mi Jefa- [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora