Polvo de Estrellas || Completa Y En Corrección||

4. Matar

¿Matar? 

Dante.

—Joven Dante. —oigo la voz de alguien que rebota en mi cabeza, la voz es arisca y seca. Algo me empuja el hombro. Despierto y veo a José nuestro mayordomo. —Joven falta una hora para que inicien sus clases.

Dice mientras coloca un vaso de licuado que siempre me tomo en las mañanas sin falta, miro el reloj que está en mi mesa de noche, y faltan 25 minutos para las 7:00. Dara me va a matar. Me levanto de golpe y corro a darme una ducha express, el agua helada que cae a mi cuerpo caliente me ayuda a despertar más rápido. Eran aproximadamente 30 minutos hasta la casa de Dara, y de ahí otros quince a la universidad. Me pongo lo primero que veo en el armario, tomo un par de calcetas y tenis. Tomo las llaves y mi celular, para salir descalzo de mi casa hacia la de Dara.

Dara.

Los pequeños rayos del sol entran por las ventanas de mi cuarto, se ve que será un día soleado, porque ni son las 6 de la mañana y el sol se ve estupendo. Aunque no tan estupendo para presentar un examen.

Me quito la liga de mi cabello, desconecto mi celular y le envió un mensaje a Dante.

¿Ya estas despierto?

Nada, solo aparece una palomita.

Ya despiértate flojo.

Deje mi celular en la mesa de noche, apague el aire acondicionado y me metí a la ducha.

Tenía mi outfit listo, en cual consistía en un pantalón de cuadros blancos y negros, un pequeño cinturón, junto con una blusa lisa de algodón ajustada color amarillo pastel, con los tenis vans negros y blancos.

Salgo de mi habitación, son las cinco y media de la mañana en punto, voy directo a la habitación de Mariana, estaba acostada mirando el celular, ella entraba a las ocho de la mañana y bruno a las nueve.

—¿Qué quieres de desayunar? —pregunto, ella se queda pensando un rato.

—Un huevo frito, con una malteada.

Asiento, y dejo la habitación, para dirigirme a la de Bruno, doy un leve golpe a la puerta, pero nada y esta tiene seguro, así que le preparare lo mismo que ah Mariana.

Son las seis en punto, y me regreso a mi cuarto para peinarme y ponerme un poco de maquillaje natural. Reviso mi celular, ni una pista de Dante; le envió otro mensaje y decido marcarle, pero me manda a buzón.

Desayuno sola, y Mariana sale de su cuarto.

—¿Pasaría algo si falto hoy? —pregunta al mismo tiempo que se sirve un café.

Me encojo de hombros. —¿Pero tienes como hacer tu justificante?

—Es que no se, tengo flojera de ir, no quiero hacer nada.

—¡Que novedad! —exclamo atónitamente.

—¿Pasa algo?

—Dante no me contesta, y eso me preocupa, ¿Qué tal si se le hizo tarde?

—Umm, pues vete sin él.

—Se lo prometí, y si me voy sin él, me va a molestar lo que queda del año.

—Es que le gustas.

—Solo es un capricho.

—¿Por qué no te das la oportunidad? En algún momento tienes que volver...

—No. —la interrumpo de golpe. —No quiero, ni querré a otra persona que no sea él.

—Está bien, no te enojes.