[Libro 1]
"Él la miró, sabiendo con certeza que se estaba enamorando. Él la acercó y a beso bajo una manta de estrellas, preguntándose cómo demonios había tenido la suerte de encontrarla"
Dara es una chica que un día como cualquier otro conoce a Dan...
¿No creen que la canción describe a la perfección a Dara y Dante?
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Los días pasaban y estaba en un lugar hermoso, ideal para leer, pero tengo amigos que me hacen hacer cosas nuevas.
—¡Vamos a montar!
Me rogaba Natalia, al final accedí, me llevo a rastras a los establos. Me dieron unas botas vaqueras para ir por un caballo llamado Tornado. Apoyé mi mano izquierda en la cruz del caballo, con la mano derecha gire el estribo hacia mí, y coloque el pie izquierdo en el estribo, tome impulso para subirme.
—Ahora pasa la pierna derecha por encima de la montura.
Me ordena Alex y eso hago, meto el pie derecho al estribo.
—¡Muy bien!
Alex dio un chasquido de dientes y el caballo empezó a andar. Alex se alejó del cercado dejándome sola con el caballo.
Dante.
Observo los movimientos de Dara en el caballo. Lo hace bien, para ser su primera vez. Me recargo en la cerca en profunda tranquilidad, hasta que la voz preocupada de mi madre interrumpe mi tranquilidad.
—¿Qué miras?
—A Dara.
—¿Por qué ya no están juntos?
—Porque ella ya no quiso estar conmigo madre.
—Has estado muy mal por ella, es la primera chica que te llama la atención y por eso estas mal, pero hay más chicas en el mundo Dan...
La interrumpí de golpe.
—Para mí ella es única.
Le conteste alejándome de ella, me di la vuelta rápidamente al escuchar el relincho de los caballos, el caballo levanto sus patas delanteras haciendo que ella cayera al suelo, ella cayo de espalda y dio vueltas por el suelo. El corazón se me paro del susto, los empleados van hacia ella. Salte el cercado rápidamente y corrí hacia ella.
—¿Estas bien?
Pregunte sujetando su rostro entre mis manos, unas pequeñas gotas de sangre escurrían de su frente.
—Sí Dante, estoy bien solo es un raspón.
Negue con la cabeza, la cargue en mis brazos.
—Vamos a que curen esa herida, y maten a ese caballo.
Siento que me pellizca el pecho. —El caballo no tiene la culpa. —lo defiende a pesar de lo que hizo.
—No lo maten. —ordene y camine rápido la lleve a fuera de la cerca, y le cure el raspón.
—¿No te duele el culo?
Pregunto Charlie, ella arrugo la nariz y le saco la lengua. Se puso de pie se tambaleo un poco y volvió a sentarse.
