Talismán [ XiCheng ]

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«Cuando la noche se encuentre en su cenit, observa la luna llena a través del orificio del talismán. Hazlo por siete noches. Al final de la séptima, la persona destinada a ti se mostrará.», eso dijo la vieja bruja, una mujer que apareció repentinamente en Muelle de Loto. Con verla se adivinaba un nivel alto de cultivo, pese a que sus delirios acerca de sortilegios y embrujos del corazón hacían dudar respecto a su salud mental. Y lo dijo tras esquivar con abrumadora facilidad sus ataques, sosteniendo su mano.

El pensamiento de "nada sale bien si no lo hago yo", con el que Jiang Cheng se apresuró a "retirar" a una figura tan perniciosa, que no podía permitir ser asociada a su gente, preparado para pelear y evitar vergüenzas peores, luego de que sus aprendices no cumplieran la sencilla tarea encomendada a causa de la fuerza de la cultivadora; pronto fue sustituido por una baratija, un cuento de amor y confusión.

La baratija fue guardada en su puño, el cuento de amor entregado en la privacidad de un murmullo, y la confusión se derivó de lo anterior, y de verla marcharse sin mayores explicaciones.

¿E hizo lo dicho por una loca?

Maldiciendo, uno a uno, los siete días observó la luna llena en silencio. Casi al amanecer del séptimo bajó el talismán, sintiéndose engañado y ridiculizado.

Suspiró molesto, la vista en las tablas del solitario muelle: ¡él!, un líder de secta, prestando oídos a los disparates de una demente, ¡vaya chiste!

—¿Le sucede algo, líder Jiang?

La amable voz de un conocido lo sobresaltó.

—Perdón —se disculpó Lan XiChen—. Parece que lo tomé desprevenido.

—No —respondió Jiang Cheng, apretando los dedos, obligándose a recuperarse—. Sólo fue inesperado y —frunció el ceño, una clara interrogante surgiendo en su mente, acompañada de un ligero rubor—... ¿Qué hace aquí, ZeWu-Jun?

Si Lan XiChen estaba ahí... Si hubiera continuado viendo por el talismán, la dirección en la que arribó el líder de Gusu Lan... ¡Tonterías!

El desconcierto atestó el rostro sereno del líder de Gusu Lan, fijándose en el sonrojo del cuñado de Lan WangJin. Mudo un instante, retomó el curso de la conversación, emergiendo de una pausa en sus propios pensamientos:

—Nos corresponde organizar juntos la Conferencia de sectas —le recordó—. Lamento si llegué temprano —la mañana apenas aclaraba en el horizonte—. Costumbres de Gusu Lan.

Jiang Cheng colocó una mano en su rostro, despejando su cabeza:

—Nada de eso. Únicamente lo olvidé un segundo.

—Parece que ha estado muy estresado, líder Jiang.

No lo suficiente. He tenido tiempo para estupideces, se autocriticó Jiang Cheng.

—Nimiedades. Vayamos a...

—Líder Jiang, ¿cree que más tarde sea posible dar un recorrido por Muelle de Loto?

Desorientado, Jiang Cheng lo miró y Lan XiChen se vio orillado a explicarse, rascando su mejilla, apenado.

—No suelo salir mucho en fechas recientes, y a Muelle de Loto lo conocí de forma vaga. Así que esperaba me pudiera complacer dándome un panorama más amplio de su hogar.

La petición lo tomó por sorpresa, una muy agradable sorpresa que le cosquilleó el estómago. La sensación fue tal y tan extraña, que se giró y asintió ocultando su estupor:

—S-será al terminar nuestro trabajo.

—Primero el trabajo, luego el placer. Me parece perfecto, muy de su estilo.

Sin saber porque, cada una de las palabras que salieron de la boca de Lan XiChen le resultaron molestas. Molestas y adictivas.

«(...) Al final de la séptima, la persona destinada a ti se mostrará. », dijo la bruja.

¡Sandeces!, pensó Jiang Cheng, guiando a quien, un año más tarde, se convertiría en su pareja de cultivo.

Festival de 31 BendicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora