Mariposas [ HuaLian ]

422 71 34
                                    

Alerta: M-PREG*

El cielo retumbó cuando la fuerza demoniaca y celestial colisionaron. La onda expansiva resultante se extendió a lo largo y ancho de la Capital Celestial fracturando techos y murallas, despostillando los preciosos tejados y fragmentando vitrales, mientras los dioses y diosas observaban, incapaces de intervenir, la catástrofe repartida por las juveniles figuras blanca y roja surcando las nubes. Los seres volaban a velocidades vertiginosas, intercambiando golpes apenas creíbles, dispersándose en enjambres de mariposas plateadas y materializándose en otro punto, haciendo gala de un rango de poder con el que ni siquiera soñaban competir los moradores de lo divino, y contra el que sería una pesadilla contender.

—¿Saboreas la derrota? —la desvergonzada figura de rojo hizo un alto parcial para que su voz llegara nítida, junto con el tintineo de las cadenas de plata en su pecho, brazos y botas, decenas de mariposas blancas enmarcando su silueta; a su contrincante.

—¿En serio crees poder ganarme? —la de blanco jugueteó con un par de mariposas.

—No merecería llevar la soberanía de los cielos si no lo hiciera.

—Y yo no merecería llevar la de los fantasmas si te lo permitiera.

El poder espiritual demoniaco y celestial aumentó en un estallido.

Los dioses temblaron hasta los cimientos de sus templos.

¡La Capital Celestial sería destruida por culpa de...!, ¡dennos un respiro!, rogaron para sus adentros los dioses, sobrepasados en su divinidad por el par de hijas locas de...

—¡Xie LiMing!, ¡Hua RiLuo! —llamó el anterior Rey Fantasma.

Investida de autoridad, la voz no les causó tanto escalofrío a las mencionadas, como lo hizo la dulce mirada del ex-dios marcial más fuerte del cielo a su lado.

La Reina Fantasma de blanco y la Emperatriz Celestial de rojo se encogieron de hombros. Desvaneciéndose en nubes de mariposas aparecieron frente a sus padres.

—LiMing, ¿qué estaban haciendo? —cuestionó Xie Lian a la gemela menor.

—Nada —respondió, inmersa en una veta en el suelo.

—¿Segura? —la insistencia vino, con una sonrisa que no era sonrisa, de Hua Cheng—, porque acabo de ver el incumplimiento de una de las reglas de casa, señorita.

—¡La que empezó fue A-Ri! —señaló a su hermana, delatora y sin remordimientos.

La aludida frunció el ceño y regresó la bolita.

—¡No es verdad, A-Li!, te dije que nos iban a regañar si peleábamos aquí, y te negaste a aguantar a buscar un lugar —al caer en cuenta de su error, tapó la boca de su precioso rostro, combinación de un dios y un demonio de belleza sin igual—...

—Oh —Hua Cheng remarcó acusatorio el desliz de la gemela mayor.

—Oh —LiMing remarcó exasperada el error de su hermana mayor.

—Oh —Xie Lian remarcó divertido el traspié de su hija mayor.

El dios marcial se aclaró la garganta, manteniéndose firme:

—"Las peleas están estrictamente prohibidas entre hermanas" —les recordó.

—¡Pero...! —pretendieron quejarse las gemelas— ¡es injusto!, no hay con quien combatir más que entre nosotras.

—Den un vistazo a su alrededor —apuntó el dios—. Un par de golpes y casi destruyen (de nuevo) la Capital Celestial.

—Es aburrido que sean tan débiles los dioses —bufó LiMing.

—Lo sé —concordó Hua Cheng, revolviendo el cabello de su hija.

—¡Y...! —continuó Xie Lian, evitando irse por las ramas— Por eso debemos tener consideración, ¿cierto, señorita Emperatriz?

RiLuo puso los ojos en blanco, un gesto copiado de la convivencia con cierto tío:

—Cierto.

—También va para ti, señorita Reina, ¿entendimos?

—Sí —resopló LiMing—. Entendí, papá. Aunque los dioses y demonios sean débiles, debemos intentar no destruirlos.

Xie Lian se rascó la mejilla. La idea era correcta, la esencia distorsionada y no había mucho que hacer con ello. Esa hija salió calcada de cierto Rey Fantasma.

—A todo esto, ¿terminaron su trabajo o lo olvidaron?

Las gemelas desviaron la mirada.

—Saben qué hacer antes de la cena.

—¿Cocinará papá Lian —preguntaron, expectantes—, o papá Lang?

—Cocinaré yo —contestó Xie Lian.

Las hermanas volvieron a verse y luego, felices, desaparecieron en su forma favorita, rodeadas de mariposas, para cumplir sus obligaciones en la Capital Celestial y en Ciudad Fantasma respectivamente. Por inverosímil que fuera, conociendo las habilidades culinarias de Xie Lian, el esposo y las hijas en serio amaban la apocalíptica cocina del dios marcial... Probablemente de ahí provenía su poder...

—A-Ming y A-Luo son unas niñas...

Hua Cheng rodeó la cintura de Xie Lian, omitiendo la atención de sus espectadores ocultos en los templos, y le besó la mejilla:

—Siempre lo serán porque son amadas, sin importar que una consiguiera derrotarte a ti y la otra a mí.

—Vaya hijas criamos —la risa de Xie Lian se convirtió en una sonrisa colmada de recuerdos y dicha—, San Lang.

—Vaya familia somos —corrigió Hua Cheng, levantando su mentón, yendo tras el néctar de sus labios—, Dianxia —besándolo con el mismo fervor, la misma devoción absoluta y amor desmedido profesado por 10,000 años.

Dios y demonio.

Un mito, una leyenda de amor inmortal destinada a perdurar por la eternidad.

* * *

Nota:

Mientras escribía esto fijé la idea de que Hua RiLuo depende de que su hermana crea en ella y la ame, para existir y no dispersarse, tenga o no creyentes, y lo mismo es para Xie LiMing. Una especie de sinergia cíclica y de hermandad derivada del amor que sus padres se tienen.

Los nombres de LiMing y RiLuo significan, respectivamente, amanecer y atardecer.

Por cierto, como dije antes (creo que sólo por Facebook), si ven a algún error de redacción o de ortografía, por favor, señálenlo con confianza. Terminando el CultivaTober editaré con calma, porque ahorita es a las prisas.

Disculpas y gracias por leerme. 

* Creo que cuenta como M-PREG.

Festival de 31 BendicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora