—Pensé que estarías con Pei Ming —la oración expresó la sorpresa de verla llegar, pero la sonrisa en sus labios demostró la alegría de tenerla en casa.
—Es ese día del año —explicó Ling Wen, sentándose en el taburete largo junto a la ventana, donde YuShi Huang contemplaba el caer de la lluvia sobre la tierra a su cargo. Apoyó la mejilla en su hombro y volvió a decirlo—. Es ese día —inhaló profundo y cerró los ojos.
Por eso la Señora de la Lluvia imaginó que estaría con Pei Ming, compartiendo memorias, botellas de vino y nostalgia.
—¿Qué hacen en los aniversarios? —preguntó, intuyendo que, pese a las conjeturas del cielo respecto al duelo de Pei Ming y Ling Wen, lo que se supuso era improbable, resultaba más bien usual.
—¿Yo?, trabajo.
La respuesta coincidió con el nuevo curso y también la conmovió. En su actual relación, que se refugiara en ella y no en los cientos de documentos apilados en su Templo, le despertó un destello de ternura y gratitud extendido en silencio a su amada, sujetándola de la cintura y besando su frente.
Gruesas lagrimas descarriaron por las mejillas de la diosa de la literatura, convertidas en desenfrenado llanto.
—¿Una peonía blanca? —la diosa elemental la ayudó a desahogarse.
Encorvada y acurrucada contra YuShi Huang, convulsa y triste, Ling Wen cedió:
—¡Pei Ming amaba a Shi WuDu! —descargó, en un grito de reproche, de revelación, pena y amargura, el secreto conocido, el que confió ver resuelto felizmente un día, no así... un desenlace fallido o, mejor dicho, ausente, condenado a un latido muerto estancado en el pecho de Pei Ming y en su inservible complicidad.
Apretó los puños y la mandíbula.
—¡Cada día!, cada maldito día, Pei Ming le llevó a Shi WuDu una peonía blanca y la dejó en un jarrón en uno de sus templos. Un dios marcial ofrendando a otro dios marcial el símbolo de un amor tímido —rio, furiosa y desencajada por el secreto que más de una vez la hizo burlarse del par—. Y cada día, ¡cada maldito día!, Shi WuDu soñó la confesión de Pei Ming. ¡Oh!, ¡anheló ponerle un collar y obligarlo a dejar de andar de cama en cama!
Esperaron...
—Shi WuDu esperaba lo evidente...
Anhelaron...
—Y Pei Ming anhelaba el valor...
Nunca pasó ni pasaría.
Recordando la curiosa escena protagonizada por el galante dios, mañana a mañana, yendo en busca de la peonia blanca más hermosa de sus mimados campos, creyendo no ser visto, cortándola con cuidado, corriendo de inmediato a un templo del Señor del Agua; YuShi Huang acarició el cabello de Ling Wen y omitió los signos de interrogación anteriores, creando una afirmación:
—Una peonía blanca.
Ling Wen asintió, temerosa del "hubiera" y el "habría": si hubiera pospuesto sus sentimientos por YuShi Huang, ¿también habría tenido un desafortunado desenlace, sin inicio y sin fin, mera intensión no concretada?
Los labios de YuShi Huang templaron el caos de su mente, brindando en la dulce pasión un espacio culposo de olvido. La omisión de la muerte de Shi WuDu y del dolor de Pei Ming.
* * *
Frente a los escombros de un templo en ruinas, sosteniendo una peonía blanca bajo el amable abrigo de la lluvia, devorado por los puntos suspensivos de una confesión no hecha, un dios llora eternamente:
—Yo te...
ESTÁS LEYENDO
Festival de 31 Bendiciones
FanfictionDrabbles varios del universo de MXTX de todos los géneros, con motivo del CultivaTober2020. Fandom: Mo Dao Zu Shi / Tian Guan Ci Fu / The Scum Villain's Self-Saving System Género: Yaoi / Yuri / Shojo