Entró a la habitación cargando la charola con la tetera, la taza, la azucarera, el plato de esponjosos hot cakes y el tazón de fruta con granola que comprendían el desayuno.
La nariz de Xie Lian se movió olfateando los dulces aromas, dejándose arrancar del mundo de sueños hasta sentarse entre las sábanas. El cabello largo revuelto en un nido de aves, consecuencia de la "agitada" noche, en conjunto con las marcas rojas y moradas distribuidas generosamente por su cuerpo desnudo, fuera de arruinar su belleza etérea y masculina, la acentuó.
—San Lang —saludó, luciendo la suave y encantadora sonrisa de quien recién despierta. Estiró los brazos y vio la charola dispuesta en la mesa de noche.
—Gege —correspondió Hua Cheng, robando un majar exquisito y exclusivo: un beso—. ¿Dormiste bien?
Xie Lian asintió, avergonzado por el deseo de más, por su avaricia. Hua Cheng lo había acostumbrado a saborear la felicidad de la atención, revelando un hambre y una sed que no había sentido jamás. El hambre producida por el cuerpo ajeno, la sed que despierta el amor:
—Muy bien —respondió, mirándose la mano izquierda.
En sus pupilas, la imagen de una marca de nacimiento presionó sus labios en una curva ascendente. La marca asemejaba a un hilo rojo atado alrededor del dedo corazón.
Hua Cheng interceptó su vista, colocando su izquierda sobre la de Xie Lian, mostrando su propia marca, una idéntica, a juego, cual si se tratara de un hilo rojo materializado en la piel de las almas unidas.
—¿Qué piensas? —se sentó a la orilla del colchón, recargando la espalda en la cabecera, atrayéndolo a su pecho.
Negando, Xie Lian se acomodó y postergó el desayuno.
—En nada. Sólo veía nuestro hilo rojo y... me preguntaba —alzó las manos de ambos, observando la obra de arte. Parte genética y parte coincidencia (o destino)—, ¿nos habremos conocido en otra vida?
Hua Cheng entrelazó sus dedos, acercando un besó a la marca de Xie Lian.
—Sí —dijo con certeza.
—¿Cómo estás tan seguro?, ¿eh? —divertido por la firme declaración de su esposo, lo miró de soslayo.
—¿Cómo podría no estarlo cuando es obvio que somos el uno para el otro? —regresó, coqueto, el cuestionamiento.
El rostro de Xie Lian se encendió, y Hua Cheng rio encantado, abrazándolo y llenando de besos sus mejillas y cuello.
—¡Para, para, San Lang! —pidió, estallando en pequeñas risas derivadas del cosquilleo de los labios contrarios.
Luchando por detenerlo, Xie Lian terminó recostado, Hua Cheng encima, cerca de su oído.
—Dianxia —murmuró el hombre. El tono removió una parte profunda del corazón de Xie Lian, quien aún no entendía porque, a veces, su esposo lo llamaba de esa manera que sonaba familiar y lejana, llena de devoción y... dolor.
Hua Cheng lo besó, dispersando sus pensamientos, y se enderezó agarrando el tenedor.
—Hay que desayunar o se hará tarde —al hablar, cualquier vestigio extraño desapareció de la habitación entera y Xie Lian se apresuró a devorar el bocado de hot cake.
—Delicioso —alabó, agradeciendo a los cielos que, entre los dos, San Lang se encargara de la cocina. Lo agradecía por el bienestar de San Lang, el suyo y el de la humanidad.
Escena sencilla, de un tiempo sencillo, en una época sencilla, un hilo rojo uniéndolos de forma innegable y serena, compensación por el dolor de la vida en que Xie Lian fue un príncipe venerado al punto de ser considerado una divinidad —nombrado Dianxia por su pueblo—, y Hua Cheng un simple guerrero a su servicio.
Ahí, una vez coincidieron.
Uno, fingió ser nadie para respirar de las obligaciones al frente de la guerra; y el otro fingió ser alguien, justificando su presencia en los jardines imperiales, donde esperaba verlo a él.
Un alguien y un nadie de miles.
Una vida en que un débil chico de quince años intentó lo imposible en el campo de batalla, sobrepasadas las fuerzas aliadas por las enemigas, y en que un príncipe fue convertido en el objetivo. Un chico contra decenas de soldados viendo a la distancia —ignorando sus propias heridas mortales y agonía, débil e inútil— a su príncipe ser humillado y asesinado.
Un romance sin desarrollo en tiempos turbulentos, en época sin cabida para el amor.
Un amor floreciendo en tiempos de paz, en la segunda oportunidad brindada por el destino.
Vestidos, se calzaron los zapatos de exterior. Hua Cheng tomó la mano de Xie Lian, besó su dorso, y para sus adentros, saliendo del departamento, prometió lo que prometía desde que se encontraron en esta vida y recordó el pasado: esta vez te protegeré a toda costa, te haré feliz y te amaré.
* * *
Nota: Este drabble está dedicado a mi estrellita norte, a mi Dianxia. Gracias por llegar a mi vida.
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Festival de 31 Bendiciones
FanfictionDrabbles varios del universo de MXTX de todos los géneros, con motivo del CultivaTober2020. Fandom: Mo Dao Zu Shi / Tian Guan Ci Fu / The Scum Villain's Self-Saving System Género: Yaoi / Yuri / Shojo