C a t o r c e

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Lo primero que hice fue dejar a Whiks en el suelo. "Lo siento amigo, estas pesado. Pronto hablaremos de tu dieta" le susurré antes de apartarme.

Inmediatamente sentí que algo se tiraba sobre mi y casi entre en pánico: apenas pude contener un grito de terror pensando que el jodido murciélago había sido capaz de seguirme hasta aquí. Pero, cuando baje la mirada, Dexter estaba pidiéndome cariño y moviendo su cola de un lado a otro. Tuve que admitir que era bastante adorable, a pesar de no ser fan de los perros.

Acaricié su cabeza y él lamió mi mano en retribución. Me dio un poco de asco. Gael solo se río de mi expresión de desagrado. ¿Que otra cosa haría? ¿Acaso ofrecerme un pañuelo o servilleta para limpiar mi mano? Por supuesto que no, eso sería ser demasiado decente para sus estándares.

—¿Tienes sueño?

—Para ser sincera, no aún. —contesté, ligeramente sorprendida por la pregunta. —¿Y tú?

—Tampoco.—él suspiró—Estaba viendo una película cuando tus gritos de mono pariendo me alertaron del supuesto peligro que corrías y tuve que correr a salvarte.

—Como el valiente caballero que eres.—me burlé un poco.

—Exactamente. —se cruzó de brazos.

Dejé pasar el hecho de que me llamó mono pariendo y en cambio me concentré en que se comportó realmente como un caballero valiente cuando amenazó con tirarme la puerta abajo para saber porque estaba gritando tanto. Decidí que eso ameritaba una tregua.

—Lo siento. Lamento haber interrumpido tu película.

—No es nada. Supongo que puedo conseguirla pirateada después. Quedaban solo diez minutos para su final... además, me compensarás este sábado.

—¿Disculpa?

—¿La cita doble que supuestamente tu amiga organizó y nos involucra a Travis y a mi?

La cita doble, mierda mierda mierda... lo había olvidado casi por completo. Creo que me esmeré por olvidar esa maldita cita. ¿Como es que me dejé llevar por Dennis a esta mierda?

—Oh, Dennis tiene ideas muy locas. —me sonrojé, intentando evitar su mirada todo lo posible o la vergüenza sería tan grande que posiblemente me llevaría a tener convulsiones o algo así, igual de ridículo y dramático.

—¿Dennis? —dijo divertido. —¿Estás segura, completamente, de que tu amiga es la única interesada en una cita conmigo? 

—No puedo creer que seas lo suficientemente arrogante como para pensar que todas queremos salir contigo, ¿te crees el ombligo del mundo? —me crucé de brazos. —No sé realmente que es lo que ella vio en ti, infantil, grosero y engreído.

—Ahora, es discutible que sea engreído cuando me diste ideas de que podía gustarte.

—¿Yo? ¿Yo te di esas ideas? —pregunté ligeramente al borde de la histeria. —¿Como demonios puedo haberte dado esas ideas cuando se nota que estoy babeando por Travis?

—Bueno, te parezco atractivo. —abrí la boca para discutir sobre eso pero él negó con la cabeza, mientras que hablaba más rápido de lo que yo podía protestar. —Y no intentes negarlo, prácticamente lo admitiste desde que nos conocimos. Sigo teniendo la teoría de que tu tropezón conmigo fue totalmente intencional, para tener la oportunidad de hablarme. Y siempre te sonrojas mucho a mi alrededor.

—¡Solo lo hago porque dices idioteces muy vergonzosas! Como el montón de basura sinsentido que acaba de salir de tu boca.

—¿Basura sinsentido? Creo que estas demasiado nerviosa como para que yo simplemente haya dicho tonterías para nada ciertas...

—Lo que dijiste no tiene un gramo de cierto... excepto que pensé que eras atractivo cuando nos cruzamos por primera vez. De todos modos, puedes olvidar ello porque arruinaste tu atractivo físico con una personalidad boba.

—¿Eso crees? —preguntó alzando una ceja. —¿O simplemente dices esto para no admitir que te gusto?

—Eso creo. No me gustas. —dije lo más firme y convincente que pude, aunque para mi completo desagrado, mi voz flaqueó y salió un poco temblorosa. Con suerte, no sería lo suficientemente atento como para notar aquel detalle.

—Bien.

—Lo digo en serio... espera, ¿dijiste bien? ¿Solo bien?

—Claro. Tú sabrás si te gusto o no... y si estas mintiendo o no. Lo cierto es que ya acepté ir a esa cita y espero que no nos dejes plantados, porque eso sería francamente grosero.

—Yo fui la insensata que estuvo de acuerdo con Dennis y jamás dejaría plantado a nadie. Así que... —hice una mueca. —pasaremos juntos el sábado. Digo, tú con Dennis, yo con Travis, todo estará bien... pero si te pasas de listo con mi amiga vas a conocerme enojada en serio y no quieres saber de lo que soy capaz.

—¿Como puedes pensar así? —francamente, se veía un tanto enojado, por lo que me sentí un poco mal. —Es cierto que no nos conocemos mucho, pero creo que no te di la impresión de ser un imbécil con las mujeres.—alcé una ceja para cuestionarlo y rápidamente se corrigió. —Un imbécil de ese tipo que molestan a las mujeres e intentan sobrepasarse sin que ellas lo quieran. No soy así. Yo, de hecho, soy un caballero, y te lo demostraré en la dichosa cita este sábado.

—Bien. Es bueno saberlo. —contesté con sinceridad y al mismo tiempo con molestia al imaginarlo sonriendo junto a mí mejor amiga y comportándose amable con ella.

Un silencio incómodo cayó entre nosotros, Dexter estaba acurrucado en el piso, muy cerca de nosotros, mientras que el sr. Whiskers optó por retirarse al lugar más alejado de nosotros en la casa, posiblemente molesto por todo el ruido que hacíamos al discutir por tonterías.

¿De verdad estoy a punto de dormir en la casa de Gael?. Por algún motivo que todavía no consigo comprender del todo, tuve muchas ganas de llamar por teléfono a Taneesha y comentarle lo que estaba pasando. Ella definitivamente me aplaudiría y me diría que aproveche para solucionar mis SUPUESTOS problemas de tensión sexual con mi vecino molesto. Y yo la mandaría a la mierda por su sugerencia, ya que finalmente tengo más confianza respecto a nuestra amistad.

Cai en cuenta de algo fundamental para que pueda descansar como corresponde:

—¿Podrías prestarme algo para dormir? —pregunté mucho más tímidamente de lo que me hubiera gustado.

—Claro. Creo que todo lo que tengo de piernas podría quedarte ancho, espero que estés bien con una remera.

Le dirigí una mirada sucia.

—No tengo malas intenciones. Es más, te daré la remera más larga que tengo y toda la privacidad que necesites. —prometió mientras se retiraba a su habitación y regresaba a los pocos minutos con remera enorme de algún equipo de béisbol que yo por supuesto desconocía, ya que los deportes no eran realmente de mi interés.  Sin embargo, era bonita, amplia y con estilo. Me vi pensando que no sería tan malo utilizar esa remera...

—Tu habitación es la de la izquierda, por lo general  Charls se queda ahí cuando duerme aquí. Cualquier cosa que necesites, estaré en la habitación al otro lado del pasillo.

Asentí y agradecí con un murmuró, porque si algo me enseñó mi madre es que ante todo, una debe ser educada.

Pasé inmediatamente al baño a probarme la remera con entusiasmo. Sonreí a mi reflejo mientras admiraba mi imagen y lo tierna que lucía con esta remera.

Mientras modelaba frente al espejo, divertida, me di cuenta de que era una noche especialmente calurosa y de que de hecho no tenía nada por lo que quejarme, llevar pantalones sería una tortura. Cuando ya había capturado como me veía en cada parte de mi cuerpo, ya satisfecha, pude ir al cuarto de Charlotte para un merecido descaso.

No me había fijado en el cansancio que traía encima  hasta que apoyé mi cabeza sobre la mullida almohada y cerré los ojos. El sueño llegó a mi de manera tranquila y complaciente mientras la fragancia masculina de Gael impregnada en su remera cubría mi nariz e invadía mis sentidos. Lejos de disgustarme, aquello sólo me llevo a conciliar más rápidamente el sueño.

Mi querida bola de pelos |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora