D o c e

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Cuando regresé a la facultad al día siguiente, estaba más tranquila y pude concentrarme mucho mejor en la clase que se dictaba. 

—Quiero presentarte a un amigo, Dev. Estaba pensando en ir a tomar algo los tres.

Me dijo Taneesha y mi tranquilidad se fue por el desagüe dando paso a mi característica inseguridad al conocer a gente nueva. Siento que no le gustaré, antes de ni siquiera presentarme. Tomé aire y asentí. Ella pareció notar mi breve alteración y puso una mano en mi hombro.

—No pasa nada si no quieres hacerlo. Puedo decirle que otro día. No estás obligada.

—No. Quiero hacerlo. Es absurdo ponerme así, socializar es parte de la vida... o algo así.

—Esa es mi chica. —me sonrió y me abrazó por los hombros, mientras me llevaba a conocer a su amigo.

El chico no era feo, pero gracias a los cielos no me pareció atractivo, porque si me hubiese parecido apenas un poco guapo ya me hubiese comportado como una idiota... o más socialmente incómoda de lo que soy. Y eso es difícil. 

—Soy Rob. —se presentó, y nos dimos la mano. Le sonreí, intentando parecer amistosa y nada ansiosa, pero por la risa mal disimulada de Taneesha me di cuenta de que no lo estaba consiguiendo. 

—Soy Devra. Es un gusto.

Después de eso, todo marchó bastante bien, fuimos a tomar algo y me sentí como toda una universitaria con mis amigos. Despeje mi cabeza lo suficiente para no pensar más en Gael por el resto del día.

Incluso los astros se alinearon y antes de llegar a casa me encontré con Travis y estuvimos conversando un poco, acerca de nuestros pasatiempos y gustos musicales, los cuales al parecer coincidan en su mayoría. Lo cual me demostró, una vez más,  que él es mi pareja ideal. 

Haría bien en recordarlo, sobre todo cuando estoy pensando en besar labios increíblemente parecidos a los de Gael.

Haría bien en recordarlo, sobre todo cuando estoy pensando en besar labios increíblemente parecidos a los de Gael

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No. Nada estaba saliendo bien. Pero cuando tropecé con un chico, que no se disculpó, eso fue el colmo. Mi rostro enrojeció de la furia y me preparé para gritar a los cuatro vientos cuando, oh, sorpresa. ¡Mi vecino! Y no. No el lindo y amable. No tengo tanta suerte como se puede apreciar en lo que va del puto día. Fue el vecino imposiblemente atractivo pero desesperante. 

—Bueno, qué sorpresa. —sus ojos reflejaron sorpresa, pero su tono fue sarcástico, como era de esperar. 

—No estoy de humor para tus payasadas, Gael. 

—Me lastimas, Abrams. —él frunció el ceño, pero más con alguna especie de confusión que con enojo real. —Te ves terrible.

—Gracias, que amable y educado. ¿Eres solo un caballero cuando te conviene, no es así? Maldición. 

—Bueno, esto es nuevo. No te tomaba por una chica atrevida. 

Me sonrojé, porque por lo general no me gusta decir groserías, pero creo que por hoy esta más que justificado. Miré a otro lado, a pesar de que él parecía mucho más divertido que juicioso. 

Mi querida bola de pelos |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora