V e i n t i s é i s

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«Estoy lista»

Palabras tan bonitas, tan seguras, y dichas con el único propósito de convencerme a mí misma, porque de lista no tenía nada.

No estaba preparada para ver a Gael así. Siempre supe que era un hombre atractivo, (cosa que admití para mis adentros y muy a mi pesar) pero esta vez simplemente estaba... increíble.

Hay pocas palabras para describir al apuesto hombre en mi puerta: Se veía elegante con aquel traje formal y clásico, así como su perfume era embriagante y masculino y sus ojos, como siempre, provocaban una tormenta en mi estómago con solo verme fijamente.

—¿Nos vamos? —extendió su brazo y tras unos pocos segundos de vacilación lo tomé para caminar a su lado.

Me puse nerviosa, porque, para empezar, estaba demasiado atractivo esta noche, ¿estará intentando impresionar a alguien presente en la fiesta? Por algún motivo la idea me perturbaba y no podía hallar la razón de mi incomodidad.

Me abrió la puerta del auto, una vez abajo, como el perfecto caballero que era, (solo con las mujeres mayores y cuando le conviene, por supuesto) y luego se sentó en el asiento del conductor, pero antes de arrancar me miró. Fue una mirada fija y extenuante que hacía arder mis mejillas, de aquellas que te dejan sin habla.

—No te lo había dicho, ni planeaba hacerlo, pero muy a mi pesar, tengo que admitir que te ves hermosa.

Me sonrojé pudorosa, de repente sumamente tímida ante un halago tan simple como aquel, pero no estoy acostumbrada a cumplidos que no sean de mis amigas... o mi mamá.

Es un poco triste y patético.

Rápido, necesito parecer que sé qué hacer cuando recibo un cumplido, según Dennis debo reírme suavemente —aunque mi risa sonó demasiado forzada— y según Taneesha debo devolver el cumplido para no parecer grosera o egocéntrica.

—T-tu estas bastante bien también.

Aunque tartamudeé me aplaudía mi valentía interior al poder decirle aquello.

—No esperaba que mi vecino grosero me de un cumplido.—admití finalmente, porque no quería quedarme en un silencio cargado de tensión (no sexual, por supuesto) no resuelta.

—Y no esperaba que la vecina loca del gato me acompañara a la boda de mi hermana luciendo como una supermodelo.

Mi rostro ardía y escuché una risotada.

—Cállate. —ordené —si haces esto para reírte, no es divertido...

—Me gusta reírme de ti, pero no estoy mintiendo cuando te hago los halagos.

—De acuerdo. —lo acepté, por una vez, sin que mis inseguridades me acosen.

Al llegar, la cantidad de personas fuera y dentro del salón me hizo querer vomitar

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Al llegar, la cantidad de personas fuera y dentro del salón me hizo querer vomitar.

Las luces de todos los colores me cegaron momentáneamente y el ruidaje de la música y las voces me aturdieron, si, puede ser una exageración pero recordé porqué no me gustaban mucho los eventos sociales tan... masivos.

Mi querida bola de pelos |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora