V e i n t i c i n c o

55 11 1
                                    

Más o menos una semana más tarde de mi cumpleaños entré en crisis (para variar), ya que, dentro de breve (mañana, exactamente) sería la boda de Charlotte y no tengo qué mierda ponerme.

Ante una crisis de semejante magnitud tuve que llamar a mi mamá, a Dennis y a Taneesha, para que me ayudaran a escoger el vestido que usaría, y quien diga que es una exageración... estaría en lo cierto, pero jamás lo admitiré en voz alta. Es un tema de suma relevancia.

Mientras salíamos a buscar algo me sentía como en una película de divas donde la mayor preocupación de todas era que vestido usarían la noche de su graduación y tuve que hacer una mueca.

—¡Devra, ven aquí! —llamó mi madre, ya que mientras las chicas y yo nos adelantamos ella se quedó con los ojos pegados a una vidriera. Le hice caso y observé lo que señalaba. —Mira ese vestido: Es perfecto. —sentenció.

Me sonrojé porque sabía que ella tenía toda la razón del mundo; Ese vestido era totalmente increíble y todo lo que yo buscaba: Se trataba de un vestido largo, con una apertura en la pierna izquierda y escote en V, y su color... su color era un perfecto tono esmeralda, brillante pero no tan llamativo, era el vestido perfecto. La duda es si me atrevería a llevarlo puesto...

—N-no sé, es demasiado caro para usarlo una sola noche. —dije usando aquella estúpida excusa cuando todos los vestidos que habíamos visto hasta el momento no eran menor al precio de este.

—Sabemos lo que estás pensando...

—Y no te dejaremos cometer el error de no comprarte ese precioso vestido aunque no lo uses para esta ocasión.—Dennis completó la oración de Taneesha. Ambas se miraron muy decididas y me empujaron a la tienda.

Mi madre, la muy traidora, las apoyó en su decisión.

Una vez que lo traía puesto, todas nos enamoramos de los resultados, ni siquiera podía utilizar la excusa de que me quedaba grande o chico porque parecía hecho justo a mi medida.

—Es para ti. No necesita ningún arreglo.

Lo cierto es que abrazaba mi figura y me daba un aire sexy, así que, aumentando ligeramente mi confianza, asentí con firmeza.

—Me lo llevo.

Mi compañía empezó a aplaudir y me puse roja como un tomate, pero no cambié mi decisión. La vendedora se río complacida y me lo entregó, deseándome suerte en el evento que tenga.

Después de pagar y agradecerle, las chicas nos arrastraron a mi y a mi mamá a comer para celebrar.

—No voy a entrar en el vestido si estoy hinchada.

—Deja de decir idioteces, tu metabolismo es rápido, así que aprovecha y come la porquería que se te ocurra. —me ordenó Dennis y ante semejante tono mandón tuve que ceder y morder la hamburguesa en mi plato, muy a mi pesar, claro.

Miré a mi mamá para agradecerle su ayuda y ojo sagaz, pero ella miraba la pantalla de su celular con una sonrisa que no había visto hace mucho tiempo. Puse una ceja en alto, pero después decidí dejarlo pasar, seguramente eran imaginaciones mías.  Aunque sus ojos decían otra cosa. 

—Voy al baño. —anunció ella, de un sorprendente buen humor. 

Sabía que tenía que aprovechar la situación y una vez que se fue, tomé su celular. 

—¿Qué haces...? Dev, deja eso. —me ordenó Taneesha pero no hice caso. —Deberías respetar la intimidad de tu madre. —ella suspiró como si estuviera tratando con una niña terca y malcriada. 

—No es tan grave. —dije mientras desbloqueaba el celular, gracias a dios, sin contraseña. —Solo quiero saber que mensajes están haciendo sonreír así a mi mamá. 

Mi sonrisa traviesa se marchito de inmediato al ver con quién estaba manteniendo una conversación agradable y divertida.

El nombre del contacto era claro y perfectamente comprensible: «Joshua Abrams»

Me costó uno largo medio minuto entender las implicancias de mis averiguaciones y lo grave que es que mi mamá esté hablando nuevamente con papá.

—Devra, ¿qué tienes? Nos estás asustando.

Caí en cuenta de que estaba callada, seguramente pálida y mortalmente seria y que era un milagro no haber dejado caer el teléfono móvil de mamá.

—No... yo... estoy confundida.

—¡Ahí viene tu mamá! Regresa el teléfono ahora. —me advirtió Dennis y no sé cómo, pero fui capaz de hacer caso a su mandato.

—¿Vamos? No se preocupen chicas, yo pago. —dijo mamá de buen humor.

Un buen humor que ahora veré con otros ojos.

El día de la boda estaba tan nerviosa como la mismísima novia, que ya estaría en la fiesta recibiendo personas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El día de la boda estaba tan nerviosa como la mismísima novia, que ya estaría en la fiesta recibiendo personas.

Charlotte me contó que su boda por iglesia había sido algo muy privado y con pocos invitados, pero que su casamiento por civil sería una celebración con todos aquellos a los que aprecien: De ahí que haya sido invitada.

Me sorprendió la soltura con la que me invitó a, quizás, el evento más importante de su vida casi sin conocerme. Había una palabra para describirla y esa era generosidad, por lo que ahora debo tragarme mis nervios y preocupaciones e ir igual a su casamiento.

Respiré profundo intentando canalizar una paz que no sentía y entonces escuché como tocaban la puerta. Me sonrojé de inmediato, sabiendo quién venía a buscarme para ir a la celebración.

Corrí a verme por décima quinta vez al espejo y comprobar que mi aspecto se vea en condiciones. Mi rostro se veía bien maquillado, tengo que admitir que eso es gracias a Taneesha, quien me enseñó como hacer un delineado perfecto y simétrico, y a Dennis, quien me mostró técnicas para hacer mis labios, según ella, "más apetecibles".

—¡Mi hermana se casa! No tengo todo el día, mirona. —me gritó desde la puerta, el muy bruto.

—¡Un segundo! —me mordí la lengua para no agregar algún insulto a mi respuesta y continúe con mi inspección.

El vestido se veía precioso, impecable, y quedaba excelente los zapatos plateados que tenía guardados y nunca había usado, solo esperaba no caerme en medio de la fiesta, algo que no me sorprendería, no con los puntiagudos y largos tacones que llevaba calzados.

—¿Quieres que vuelva mañana? —preguntó con sarcasmo logrando hacerme sonreír.

Que suerte que él no podía verme detrás de esa puerta. Puse una mueca de seriedad y me acerqué a la puerta, pude ver a Don Wiskers, deseándome buena suerte, dándome una mirada aburrida, desde su cómoda posición en el sofá.

Armandome de valor, tomé el pomo y tiré rápidamente antes de que pueda arrepentirme.

—Estoy lista.

Mi querida bola de pelos |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora