Había pasado un mes, un poco más, un poco menos, desde el episodio del beso y las disculpas a Gael. Él me dio su perdón de la manera más sincera y no solo ello, sino que lo demostró en todos los mensajes que nos mandamos a diario. Sorpresivamente, ahora somos realmente amigos.
No deja de ser un idiota, pero aprendí a quererlo así, idiota y todo.
Y no solo yo, para mí gran sorpresa a Taneesha le agradó bastante, mientras que Dennis, una vez que superó su ilógico resentimiento admitió que no era tan horrible. A mí madre la ganó desde el minuto cero, por lo que no debería haberme sorprendido en lo más mínimo que todos quisieran a Gael a pesar de lo bobo que es.
Maldición, incluso el sinvergüenza y traidor de Don Whiks lo adora. Yo, que pensaba que mi gato era fiel, que era frío con todo el mundo menos conmigo, que solo me pedía cariño a mi... estaba totalmente equivocada.
El primer encuentro entre Gael y Whiskers fue cómico: Se miraron de manera desconfiada, midiéndose mutuamente con cada paso que daban lentamente. Gael se sentó en el sofá, cerca de su espacio y Whiks siseó molesto porque estaban ocupando su territorio.
Estoy segura de que si Gael hubiese sido un gato ya estarían teniendo una pelea a muerte en el techo.
Pasó un tiempo considerable hasta que Whiskers lo considero digno de su presencia y se acostumbró a él, permitiéndole acariciarlo. Incluso, algunas veces Whiks se subió a las piernas de Gael y tomó allí una larga y cómoda siesta.
Sentí que mi gato me estaba engañando y que se había vendido, o eso quise hacerle creer a Gael, porque en realidad siento que es adorable casi de un modo insoportable.
Fueron incontables las veces que tuve que reprimir mi impulso de sacarle una foto a mi vecino mientras acariciaba las orejas de mi minino mientras este se encontraba ronroneando con satisfacción.
Al mismo tiempo, me aterró un poco caer en cuenta de que Gael había estado en mi departamento lo suficiente como para que mi gato se acostumbre a él y le tome cariño. Y mi gato, lo quiera o no, es muchísimo más arisco que yo.
El timbre del teléfono me alejó de mis pensamientos, gracias a los cielos porque no es algo en lo que desee profundizar. Era Dennis. Puse los ojos en blanco. Era la tercera vez que mi amiga me llamaba hoy, y yo ya sabía cuál era la maldita razon, por lo que no me sorprendí cuando sin preámbulos, sin ni siquiera un saludo, ella preguntó:
-¿Segura de que no harás nada mañana?
- Ya te lo dije. -protesté. -No. No tengo tiempo.
-Vamos. Te lo mereces. -insistió.
-Que no. Tengo exámenes para los cuales prepararme.-dije rápidamente.
-¡Pero es tu cumpleaños!
Ignoré su protesta porque alguien tocó la puerta de casa, lo cual me vino como anillo al dedo para escapar de mi tediosa amiga que no concebía mi decisión de no hacer una fiesta de cumpleaños.
-¡Lo siento Dennis, tengo que cortar!
Antes de que pudiera decir algo más, corté el teléfono y me acerqué a la puerta. Cuando la abrí me encontré cara a cara con el portero del edificio. Me sentí un poco decepcionada de que no fuera cierto vecino estúpido.
-Correo para usted, señorita.
-Gracias. -contesté automáticamente tomando la carta con sorpresa.
¿Pleno 2019 y la gente seguía mandando cartas? La pregunta es quién...
Abrí la carta lo más rápido que pude, un sentimiento extraño en mi estómago como ansiedad y una sensación extraña surgió en mi ser. Me mordí el labio mientras echaba una rápida mirada al elegante sobre y al sello rojo en este, nerviosa por la intuición de que se trataba de algo importante, con todos mis instintos alertas.
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Mi querida bola de pelos |✔
Teen FictionCuando Devra se muda teniendo como única compañía a su fiel felino, no pensaba que su vida sería tan interesante. Su minino hizo que conociera a su vecino, el chico ideal: le gustaban los gatos tanto como a ella, escuchaba la misma música que ella y...