S i e t e

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Efectivamente, gato y perro hacían contacto por primera vez. Dexter parecía feliz con su descubrimiento, moviendo la cola y olfateando el aire cerca de Whiskers y mirando de vez en cuando a su dueño para que le indique qué hacer, mientras que mi preciosa bola de pelos movía la cola también, pero el movimiento tenía un significado completamente diferente, no le gustaba nada lo que veía. Soltó uno que otro zarpazo sin golpe, solo advirtiéndole al can que no se atreviera a acercarse más y siseó molesto por la descarada invasión de su espacio. 

—Tranquilo cariño. —dije inmediatamente alzando a mi pequeño gatito y besando su cabeza, a lo cual bajo sus orejas y clavó las uñas en mis brazos por la sorpresa. Aún así me negué a soltarlo. —Ese can no te hará daño.

Mientras qué Gael subía una ceja cuestionando silenciosamente mi comportamiento.

—¿Qué? —pregunté bruscamente. —Esta asustado.

—A mi no me parece muy asustado. —contestó mientras negaba suavemente con la cabeza. —Más bien enojado y a punto de atacar a mi pobre Dexter.

—¿Cómo?—pregunté indignada mientras daba caricias a mi mascota — Mi Whiks es incapaz de hacer algo así, ¿acaso no notas sus modales perfectos?

—Creo que mimas mucho a ese animal.

—¿Cómo te atreves? —puse una mano en mi pecho y él sonrió divertido. —Oye… um… ¿no deberías decirle al resto que encontraste a Dexter? 

Entonces abrió los ojos con sorpresa. 

—Maldita sea lo olvide. Charlotte va a matarme. 

Puse en blanco mis ojos y suspiré al principio, segundos más tarde casi chillé al darme cuenta de la gravedad del asunto: Muchos vecinos perdiendo su valioso tiempo en buscar un perro ya encontrando. Me sentí un poco estúpida por no haber pensado antes en recordarle a Gael todo esto.

—Vamos, no pongas esa cara, no es tan grave. —de algún modo, no logró tranquilizarme ni ser de mucho consuelo cuando él mismo no creía en sus palabras. 

—Te acompañaré a abajo, pero de ninguna forma me enfrentaré a toda esa gente que buscaba a tu perro. Mira que encontrarlo dentro del mismo edificio… 

—Deja de parlotear, que hay gente esperando. —me dijo y sin embargo no lo encontré grosero como antes, si no más bien una broma. Un humor que no es para cualquiera, quizás. 

Una vez que le puso la correa a Dexter lo acompañé a agradecer a los vecinos y a informarles sobre la situación, yo, por supuesto, me mantuve lo más alejada posible de toda la pequeña multitud, en la cual Gael parecía manejarse muy bien, de hecho, me pregunté qué estaría estudiando. ¿Tal vez algo con números? Aunque parece tener buen léxico, o por lo menos elocuencia, ya que para mi sorpresa manejó a las personas con educación y diplomacia y nadie parecía molesto de perder su tiempo. 

Fue especialmente amable con la señora Hier, y aunque ya sabía de la relación que tenía con esa abuelita, mi corazón se sintió feliz y conmovido de ver a Gael agradecer y abrazar a la anciana. 

Una vez que despidió a las personas, se acercó a mí con una sonrisa bastante amigable, y quería decirme algo, sin embargo, antes de que pudiera terminar de abrir la boca, Charlotte entraba al edificio con fuerza, de un modo bastante dramático y se dirigía a Gael, seguida por un hombre guapo de ojos marrones y cabello castaño. 

—No lo encontramos por ninguna parte hermanito. —dijo ella tan rápidamente que su lengua casi se trabó—No te preocupes, sé que si ponemos los suficientes anuncios alrededor de la cuadra...— continúo su monólogo con aflicción, tanta que tuve ganas de consolarla dándole palmaditas en la espalda. 

Mi querida bola de pelos |✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora