TYLER
Lo primero que piensas cuando te enamoras es que la vida es estupenda, que nada puede salir mal y que desearías que el sentimiento nunca llegara a su fin.
Lo primero que piensas cuando te rompen el corazón es que el amor es una mierda, que la vida es cruel y que deberías demandar a Disney por su infinito catálogo de películas donde siempre comen perdices al final.
Yo pasé de "enamorado hasta la médula" a "corazón roto" en pocos minutos y lo peor de todo era que no podía dejar de amarla a pesar de que estuviera pisoteando mis sentimientos.
Me había enamorado de mi mejor amiga, de Genesis, la chica a la que había rechazado en silencio en un primer momento y que luego se había colocado bajo mi piel. La muchacha de ojos marrones y cabello rubio que me había abierto la puerta de su casa, brindado su amistad y reparado con sonrisas y ojos brillantes los restos calcinados de mi alma. La misma persona que había tenido una clase de relación romántica con mi mejor amigo y con quien compartía un tatuaje que nos habíamos hecho en un momento de estupidez auspiciado por el alcohol.
Para mí el mundo a su lado se veía a color, había sido capaz de contemplar la realidad con sus verdaderos matices cuando la conocí. Solo con mis amigos había podido hacerlo; sin embargo, desde que había aceptado lo que sentía por ella toda mi realidad había cambiado. Incluso mi forma de pensar y de allí vienen estas palabras cursis.
Estaba enamorado de Genesis Allen y sentía que ella también lo estaba de mí. Sí, el amor era una mierda pero también era maravilloso mientras duraba. Si tan solo ese amor hubiese sido correspondido quizás mi historia tendría un final distinto.
Desperté esa mañana con una sonrisa tonta en la cara, tan tonta que podrían haberme otorgado un premio por el idiota máximo, por fortuna nadie pudo observarla porque estaba solo en mi dormitorio. El sonido del agua cayendo en la regadera era el único indicio de que Genesis seguía cerca y a pesar de que intenté mantenerme despierto para ser el primero en saludarla esa mañana, el sueño fue más fuerte y caí rendido a los pocos minutos. Volví a despertar poco después y me obligué a salir de la cama para empezar el día, quería verla y, sobre todo, poder presumir mi sonrisa bobalicona.
Busqué ropa interior en el armario y me coloqué un par de pantalones. Sabía que nana seguía en su habitación, no necesitaba camiseta o zapatos para ir hasta Genesis. Planeaba saludarla e ir a ducharme, por más genial que hubiese resultado estar con ella, disfrutar del sexo y las caricias, no podía lucir como quien acababa de tener el mejor polvo de la historia por el resto del día.
Salí de la habitación y caminé con tranquilidad hacia la cocina, podía escuchar los sonidos provenientes de la cafetera y sabía que G a esa hora preparaba el desayuno para su abuela. No me equivoqué, tan solo me tomaron unos pocos pasos llegar hasta el marco de la puerta y encontrarla con la mirada. Estaba de pie frente a la isla, con el cabello suelto creando una cortina húmeda alrededor de su rostro y con la atención centrada en esparcir mantequilla sobre una tostada. Incluso haciendo algo tan mundano ella conseguía lucir increíble.
ESTÁS LEYENDO
Tres y un cuarto (RVB1)
Teen FictionTras la pérdida prematura de sus padres, Genesis ha tenido que cambiar su vida radicalmente. Con el corazón roto y las alas quebradas, ha dicho adiós a todo lo que conoce para mudarse a un pueblito en el medio de la nada donde todos parecen demasiad...