TAYLOR
A lo largo de mi vida había escuchado hablar tantas veces de la famosa "zona de confort" que había comenzado a dudar de su verdadero significado. Parecía arriesgado y, a la misma vez, una buena idea salir de ese lugar seguro donde todo se mantenía tranquilo y la normalidad era moneda corriente; sin embargo, dejaba de parecer increíble cuando fuera de esa zona habían malas noticias.
Y cuando me animé a salir de mi propio espacio seguro, las malas noticias no tardaron en llegar. Más precisamente, habían llegado pocos días antes del comienzo del nuevo año.
Todo parecía ir bien hasta que Genesis había dicho las palabras que lo cambiaron todo y no había tenido mejor idea que huir en busca de respuestas. Acababa de salir de su casa, la vivienda donde vivía la chica que me encantaba y quien también era mi mejor amiga junto con su genial abuela, y tenía la cabeza hecha un nudo ciego que me provocaba nauseas. Quería maldecir y gritar, pero sabía que no tenía que hundirme en un poso de desesperación sin antes haber confirmado mis temores. Ella se había enterado pocos días atrás que el causante de la muerte de sus padres vivía cerca de Rose Valley y en tanto lo dijo yo no pude evitar pensar en una persona.
Tenía miedo, estaba aterrorizado hasta los huesos porque todo me indicaba que tenía razón. Por increíble que pareciera, las pistas llevaban a una única persona y era un hombre que yo conocía.
Llegué a mi propia casa en pocos minutos, la distancia era escasa y no había podido evitar avanzar con rapidez. Necesitaba respuestas y las necesitaba de inmediato. Abrí la puerta de un tirón y el aire cálido de la calefacción me llegó al instante acompañado del sonido de la televisión. Mi padre separó la mirada del documental sobre Metallica que estaba viendo por septuagésima vez para posarla sobre mí y giró su cuerpo en mi dirección también. No lucía muy feliz y eso no me hizo sentir mejor.
ꟷ¿Dónde está mamá? ꟷpregunté examinando las habitaciones.
Lo bueno de tener una vivienda con espacios conectados y de concepto abierto era que podía ver las habitaciones comunes desde la puerta sin dificultad. Mi madre no estaba en el living con mi padre así como tampoco en la cocina o el comedor y dudaba mucho que estuviera en el jardín trasero con la brisa helada que corría afuera.
ꟷEn la oficina.
Asentí en respuesta y me apresuré hacia el pasillo buscando la puerta vidriada que llevaba a la biblioteca y oficina. Escuché a papá ponerse de pie y, sorprendiéndome, se colocó frente a mí para impedirme el paso.
ꟷ¿Papá? ꟷsolté con confusión mientras fruncía el ceño.
ꟷAhora no es un buen momento, Tay.
ꟷNecesito hablar con ella.
ꟷLo harás, pero más tarde.
¿Qué demonios le sucedía? ¿Desde cuándo tenía horarios para hablar con mi propia madre? Teníamos una única regla en casa y esa era ser honesto entre nosotros. No teníamos secretos, no nos ocultábamos información y, sobre todo, valorábamos la comunicación. Éramos como esas familias de película, pero funcionaba bastante bien para nosotros.
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Tres y un cuarto (RVB1)
Novela JuvenilTras la pérdida prematura de sus padres, Genesis ha tenido que cambiar su vida radicalmente. Con el corazón roto y las alas quebradas, ha dicho adiós a todo lo que conoce para mudarse a un pueblito en el medio de la nada donde todos parecen demasiad...