Podría mirarlo a los ojos por el resto de mi vida y sentiría que no era suficiente. Los ojos verdes de Taylor eran una maravilla, me envolvían en una esfera que me arrebataba de la realidad y volvía mis pensamientos cenizas.
Debería parecer una loca, con la cabeza apoyada sobre las manos y recargada sobre el pupitre mientras lo observaba dar una presentación sobre la revolución francesa. Sus palabras escapaban con precisión, volviendo la lección algo interesante y nada aburrido. Sus manos se movían mientras hablaba y hacía algunas muecas cuando contaba algo desagradable que había sucedido en la época. Pero mis ojos estaban fijos en los suyos que me encontraban cada pocos segundos y provocaban que una sonrisa se le plantara en el rostro.
En ese momento agradecí que ninguno de los otros miembros del trío de oro cursara esa asignatura con nosotros o sería motivo de burlas por el resto de la eternidad. Y no podría culparlos, miraba embobada al muchacho apuesto que estaba en el frente del salón y probablemente mis hormonas podían olerse a un kilómetro de distancia.
Pero todo lo bueno tiene un final y, antes de lo que hubiese deseado, dijo la última oración de su relato. Los aplausos de nuestros compañeros me sacaron de la ensoñación y me obligué a aplaudir a la par mientras el morocho caminaba hacia el pupitre a mi lado. Me sonrió al pasar y, tras tomar asiento, se inclinó hacia mí.
ꟷ¿Debo pedir custodia policial, MIT? ꟷsusurró con tono burlónꟷ. Me sentí bastante acosado allí.
Me encogí de hombros, aunque sentí mis mejillas arder con fuerza.
ꟷ¿Puedes culparme?
ꟷ¿Por devorarme con los ojos?
Asentí.
ꟷBueno, a decir verdad se me ocurre una manera mejor en la que podríamos devorarnos, pero si quieres quedarte en lo seguro por mí no hay problema.
Por supuesto, a esa altura estaba tan roja como un tomate maduro y sentía el rostro y el cuello acalorado. ¿Me acababa de hacer una propuesta indecente en el medio del salón de clases?
ꟷDi la hora y el lugar ꟷme animé a decir, elevando la frente como si no estuviera muriendo de nervios por dentro.
Soltó una carcajada ligera que le iluminó el rostro y se recostó sobre el respaldo de su silla.
ꟷMe volverás loco, MIT. Y entonces quien necesitará custodia policial serás tú.
ꟷVeo que no eres más que palabras bonitas, O'Malley.
Intenté sonar como una perra empoderada, pero como era de esperar, el tiro me salió por la culata. Tenía la teoría de que el universo conspiraba en mi contra porque no había manera humana de que la profesora estuviera a mi lado en ese momento mirándome con asombro si dos segundos antes había estado junto a su escritorio. Pero allí se encontraba, con los ojos abiertos de par en par y los labios un poco separados pensando si debía regañarme o no.
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Tres y un cuarto (RVB1)
Roman pour AdolescentsTras la pérdida prematura de sus padres, Genesis ha tenido que cambiar su vida radicalmente. Con el corazón roto y las alas quebradas, ha dicho adiós a todo lo que conoce para mudarse a un pueblito en el medio de la nada donde todos parecen demasiad...