Extra VI

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THEO

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THEO

Las clases estaban a pocos meses de acabar, los partidos se habían vuelto más competitivos, mi cumpleaños estaba a dos meses de distancia y yo todavía no tenía idea de qué iba a estudiar los próximos cuatro o cinco años en la universidad.

Tenía miedo, corrección: estaba aterrado. Me aterraba fallar, reprobar las clases que decidiera tomar y ser privado de la beca deportiva que me permitiría estudiar en San Francisco, pero, sobre todo, temía fallarme a mí mismo. ¿Y si no encontraba clases que me gustaran? ¿Y si todos mis compañeros en el equipo universitario eran mejores que yo y me quedaba durante cada temporada en el banco? El fracaso me parecía escalofriante y decepcionar a mi familia era algo que no quería siquiera comenzar a imaginar.

Estaba esforzándome, realmente lo estaba haciendo. Taylor estaba dándome tutorías con las asignaturas que más me costaban para terminar el curso con buenas calificaciones, estaba entrenando más que nunca y repartía mi tiempo libre entre mi familia, mis amigos y mi novia. Sentía que el tiempo pasaba volando y necesitaba más horas en el día. No necesitaba descansar, necesitaba probarme a mí mismo que era capaz.

ꟷ¡Grandote!

Lancé la pelota hacia la canasta y giré hacia la entrada buscando a Genesis con la mirada. No necesité voltear para saber que había encestado, siempre lo hacía.

ꟷPequeñita, ¿por qué estás aquí? ꟷpregunté con confusiónꟷ. Las clases terminaron hace dos horas.

ꟷEstaba ayudando a Sophie con el anuario y noté que seguías aquí.

ꟷ¿Cómo lo notaste?

ꟷBueno... ꟷSonrió y terminó de acercarse a míꟷ. Todos tus compañeros salieron y tú no, ¿por qué sigues aquí?

Me encogí de hombros para restarle importancia y caminé hacia atrás para buscar el balón que seguía rebotando sin fuerza.

ꟷEstaba practicando.

ꟷTú no necesitas practicar, grandote. Eres estupendo.

Aproveché el momento para recoger la pelota y esbocé una mueca sabiendo que no la notaría. No quería preocuparla, no quería preocupar a nadie porque sabía que podía manejarlo solo. No era el primer adolescente con dudas y no sería el último.

ꟷMe ayuda a distraerme.

ꟷ¿Puedo ayudar?

ꟷ¿A qué?

ꟷA distraerte, por supuesto. Podemos tirar al arco.

ꟷCanasta ꟷla corregí con diversiónꟷ. Se llama canasta.

ꟷComo sea.

Pensé en su propuesta por unos segundos mientras la observaba dar vueltas sobre su propio eje con los brazos abiertos a su alrededor. El gimnasio lucía un poco tenebroso sin las luces encendidas y en la soledad que representaban dos únicas personas en un espacio tan amplio; sin embargo, me gustaba cuando se veía así. A los actores les gustaba ensayar en teatros vacíos, a los bailarines les gustaba practicar sus piruetas y pasos en estudios sin compañía y a mí me agradaba quedarme hasta que el conserje me pedía amablemente que me fuera.

Tres y un cuarto (RVB1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora