Capítulo treinta

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Tres cosas deben saber sobre Sarah Clive antes de continuar

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Tres cosas deben saber sobre Sarah Clive antes de continuar. Uno: le apasionan las películas y tiene reacciones dramáticas a situaciones cotidianas. Dos: es una muchacha alta que patearía el trasero de cualquiera si molestan a sus seres queridos. Tres: le gusta acostarse con la cabeza colgando por el borde de la cama, llevando toda la sangre hacia su cerebro. ¿Por qué deberían saber esto? Bueno, porque de esa manera es más fácil explicar su comportamiento de esa mañana.

Llegamos con mi abuela a casa de la familia Clive alrededor del mediodía, el sol brillaba en lo alto pero la temperatura no superaba los quince grados por lo que como toda californiana que se aprecie, estaba tapada hasta las cejas. Lo primero que vi cuando el taxi se detuvo fue una figura alta, atlética y delgada con una cabellera negra que corría hacia mí. Tuve tiempo suficiente para bajarme del vehículo antes de que me envolviera en un fuerte abrazo que me hizo chillar del dolor.

La casa de Sarah era bellísima, una vivienda normal en un barrio de clase media en Los Ángeles. No era muy grande, tan solo dos plantas con tres habitaciones y un lindo jardín. No había vistas al mar ni se encontraba en una colina a la que había que llegar en automóvil, nada de eso, era tan normal que podía pasar desapercibida. Pero yo amaba ese lugar, tenía un aire hogareño y de felicidad que en la mansión de mis padres con más habitaciones de las que se podían contar, nunca se podía sentir.

Su madre, Clara, se encargó de atender a mi abuela y llevar sus pertenencias a la habitación de huéspedes mientras que mi amiga me arrastraba hasta su dormitorio -el mismo que compartiríamos esos días- para hacerme un largo interrogatorio.

ꟷ¡Cuéntamelo todo! ꟷChillóꟷ. Quiero fotografías, detalles y emociones puestas sobre la mesa.

ꟷEs un placer saber de ti también, Sarah ꟷrespondí con burla.

Me dejé caer sobre la cama doble y ella hizo lo mismo a mi lado, llevando la mitad de su tronco hacia fuera del colchón para colgar. A veces sentía que tanta sangre yendo hacia su cabeza era la causa de que fuera tan teatral.

ꟷEntonces... Theo, Tyler y Taylor son candentes, son tus amigos y te has besado con los tres. ¡Es como una película! Ya veo el título: "Enredos del amor". Te protagonizaría la chica de Jumanji, la rubia aunque tiene ojos claros, pero siempre se pueden usar lentillas. ¿Theo es rubio? Bueno, él puede ser Neels Visser. ¿Taylor es morocho de ojos verdes? Bien, aquí se complica la cosa, seguro podremos obtener a alguien que le haga fe. Y Tyler, por supuesto, lo veo como Dylan O'brien.

Eso último me hizo reír recordando la conversación que había mantenido sobre el actor con Tyler en el porche de casa. Ella creyó que mi risa era porque me parecía genial su idea, razón por la cual continuó parloteando.

ꟷ¿Y con quién sales ahora? ¿Resolviste tu dilema?

Negué con la cabeza.

ꟷAmbos me dijeron que podía salir con quien quisiera, con los dos a la vez incluso, pero no se siente bien. No creo que sea correcto involucrarme con los dos.

Tres y un cuarto (RVB1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora