Mi vida amorosa podía compararse con estar frente a un precipicio sin paracaídas ni sogas de seguridad con dos claras opciones que podía tomar: saltar al vacío y arriesgarme a morir con la posibilidad de obtener un momento divertido al caer en picada; o volver sobre mis pasos y quedarme en suelo seguro donde la vida continuaría y los finales felices serían posibles. Tyler era el vacío y Taylor la seguridad. Podía elegir a cualquiera de los dos, pero mi mente, cuerpo y alma estaban confabulados, ya habían tomado una decisión.
Tyler me enloquecía, volvía mi corazón una montaña rusa y mi estómago un maldito zoológico. Estar con él era como una dosis de adrenalina que recorría mi cuerpo y exigía más a cada segundo.
Taylor calmaba mis nervios, acallaba mis miedos y protegía mi maltratado corazón. Mi cuerpo respondía a él y mi corazón se enternecía cuando estaba a su lado. Descansar entre sus brazos era como entrar a mi hogar, uno donde los sueños se cumplían y las sonrisas eran verdaderas.
Tenía dos grandes y fabulosas posibilidades ante mí, pero yo ya había tomado una decisión y me quedaba exteriorizarla.
Golpeé con los nudillos dos veces contra la puerta de madera y esperé una respuesta que no tardó en llegar. Entreabrí para dejar un espacio pequeño por el cual colarme y luego cerré tras de mí sin producir ruido alguno. Sus ojos no tardaron en encontrarse con los míos y me dedicó una sonrisa adormilada que lucía tierna y atractiva a la misma vez.
Era de noche, de madrugada, y aun así no podía conciliar el sueño. Los pensamientos me atormentaban y descansar en mi vieja habitación no mejoraba la situación.
ꟷ¿Está todo en orden?
Asentí con la cabeza y señalé la cama.
ꟷ¿Puedo acostarme contigo un momento?
Sus cejas se elevaron con sorpresa, pero no dudó en hacerse a un lado y abrir las mantas para mí. No tardé en correr hacia la seguridad de la cama y en acurrucarme sobre el colchón apoyada sobre el costado de mi cuerpo y con mi mirada fija en su rostro.
La lluvia impactaba con fuerza contra el techo y las ventanas creando una melodía irregular que acompañaba con fuertes truenos. La noche se iluminaba cada pocos minutos con una luz blancuzca que trazaba un camino finito desde el cielo a la tierra. Podría quedarme horas observando la tormenta, aunque esa noche tenía otra misión.
ꟷ¿Has hablado con Sophie? ꟷpreguntóꟷ. ¿La tormenta los siguió hasta San Francisco?
ꟷNo, estaba despejado por lo que fue un vuelo tranquilo. Llegaron a casa hace unas horas.
Theo y Sophie habían sido los primeros en partir por lo que en la noche del martes solo quedábamos tres en la inmensa vivienda. Sophie no tenía permitido faltar muchos días a clases y Theo no podía perderse muchos entrenamientos por lo que juntos habían vuelto a Rose Valley. Ella iría por nosotros el viernes en el Toyota cuando finalmente hubiese concluido todos mis asuntos en Los Ángeles.
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Tres y un cuarto (RVB1)
Ficção AdolescenteTras la pérdida prematura de sus padres, Genesis ha tenido que cambiar su vida radicalmente. Con el corazón roto y las alas quebradas, ha dicho adiós a todo lo que conoce para mudarse a un pueblito en el medio de la nada donde todos parecen demasiad...