Ese había sido Tyler Murphy, pero no sabría su nombre hasta dos segundos después.
Cerré mi boca rápidamente al escucharlo porque por supuesto me quedaba algo de dignidad y clavé mi mirada en la mesa que de pronto se había vuelto la cosa más interesante del universo. Acomodé un mechón de mi cabello rubio tras mi oreja y procuré no espirar al trío de oro, aunque las manos me cosquillearan de anticipación.
—Dude... es nueva, no seas así —lo regañó Theo y acompañó sus palabras con un coscorrón en la cabeza que pude escuchar desde mi lugar.
—Auch —se quejó el muchacho de ojos color miel—. Lo digo en serio, sabes que hay una invasión de moscas por ese tren que se descarriló y no debe ser lindo tragarse una. Estoy siendo una buena persona, aunque no lo parezca.
—Claro, Ty, de repente te volviste considerado —agregó otra voz.
Un muchacho de cabello negro se acercó a mí, posando su brazo sobre el pupitre y quedando peligrosamente cerca de mi rostro por lo que pude darle una buena mirada sin lucir grosera. Era de piel pálida y ojos verdes, tenía la nariz con una curva suave y algunas pecas esparcidas en la punta así como en los pómulos; sus labios eran rosados y con una sutil forma de corazón. Tenía un rostro que era la perfecta armonía entre lo aniñado y lo elegante, con la mandíbula un poco marcada y unas ojeras poco visibles.
—Perdona a mi amigo, es un tanto bruto. —Sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos—. Yo soy Taylor, amigo de Theo y de ese cavernícola llamado Tyler. Un placer.
Extendió su mano hacia mí y la estreché en silencio. Su tacto era suave y seco a la vez. Con un rápido movimiento observé que llevaba un tatuaje en su antebrazo, pero no logré determinar qué clase de dibujo era.
—¿Tu nombre?
Tardé un segundo en procesar que me hablaba a mí.
—Genesis.
—Suena a banda de rock, me gusta —admitió y dejó ir mi mano que se sintió fría luego de su tacto.
—Gracias.
—Tengo entendido que almorzarás con nosotros, ¿no? —continuó hablando medio recostado en mi banco y con la sonrisa en los labios.
—Eso creo.
—Estupendo, verás que somos amables y que Tyler solo es así por deporte. No te lo tomes personal.
—¡Oye! —exclamó el susodicho y pronto apareció también en mi campo de visión—. No le creas ni una palabra, es un mentiroso. Los músicos como él son famosos por ser poco creíbles.
—Okey...
—¿Y tú que haces por aquí? —preguntó Taylor, mirándome con atención—. No tenemos muchos alumnos nuevos.
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Tres y un cuarto (RVB1)
Genç KurguTras la pérdida prematura de sus padres, Genesis ha tenido que cambiar su vida radicalmente. Con el corazón roto y las alas quebradas, ha dicho adiós a todo lo que conoce para mudarse a un pueblito en el medio de la nada donde todos parecen demasiad...