Capítulo siete

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Luego de mis primeros dos días de clases, los estudiantes de Rose Valley High School habían dejado de mirarme como un bicho raro y me habían comenzado a ver como una persona normal que no mordía ni comía humanos por placer

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Luego de mis primeros dos días de clases, los estudiantes de Rose Valley High School habían dejado de mirarme como un bicho raro y me habían comenzado a ver como una persona normal que no mordía ni comía humanos por placer. Fue así como conocí a Sophie, una muchacha de mi clase de educación física que tenía la misma capacidad pulmonar que yo: nula.

ꟷ¿Tu nombre es Genesis? ꟷSe acercó trotando hacia mí, su rostro estaba perlado de sudor y sus mejillas sonrojadas.

ꟷSí. ꟷIntenté sonreír, pero debido al calor de la mañana y al trote que nos estaban obligando a mantener, pareció más una muecaꟷ. No conozco tu nombre, perdón.

ꟷSophie Adams, mucho gusto. Nuestras madres eran amigas.

Asentí con la cabeza porque era lo único que podía hacer ya que no me sonaba su nombre y no quería ser grosera.

ꟷMe habría presentado antes, pero este es mi primer día de clases, acabo de volver de unas vacaciones fatídicas en casa de mis abuelos.

Hasta ese momento no había notado su bronceado porque en California todos lucíamos un poco bronceados, aunque ella tenía la nariz pequeñita teñida de un suave marrón rojizo, al igual que sus mejillas.

ꟷEs bueno saber que no seré la única atrasada con las tareas.

Mi comentario provocó pequeñas risas en ella que se escucharon más como quejidos mientras mantenía el ritmo del trote.

ꟷSé que casi no me conoces y debes creer que soy un poco rara ꟷhabló con dificultad y llevó su mano hacia el costado de su cuerpo para hacer una muecaꟷ, pero me gustaría invitarte a tomar una malteada o algo después de clases.

ꟷClaro, primero debo hacer unas compras, luego estoy libre.

ꟷEstupendo, ¿te parece bien a las cinco en Violeta?

Asentí porque ya no podía hablar y porque no tenía idea donde quedaba ese lugar, pero confiaba en Google Maps. Tampoco era un pueblo tan grande por lo que no creía que fuera posible perderse.

ꟷ¡Pequeñita! ꟷchilló una voz a mi lado y no tuve que voltear para saber quién estaba hablandoꟷ. Creí que eras buena corriendo.

ꟷYo nunca dije eso ꟷme quejé, casi sin energíasꟷ. Dije que hacía un poco de running, nunca especifiqué cuanto era "un poco".

Eso lo hizo reír y poco después se alejó por la pista de atletismo con una velocidad sorprendente. Taylor y Tyler nos pasaron también y me dedicaron una sonrisa divertida que casi me hizo avergonzarme. Casi porque la vergüenza la había perdido con las galletas asesinas.

ꟷ¿Los conoces?

ꟷSí, creí que todos se conocían aquí. ꟷDejé de correr cuando el entrenador sonó el silbato y nunca me sentí más feliz en mi corta vidaꟷ. ¿Tú no los conoces?

Tres y un cuarto (RVB1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora