Parte 19

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Fue el mismo YiBo el que tomó ambos penes con la mano para iniciar una masturbación conjunta, mientras Zhan le sujetaba por los hombros pidiéndole más, más presión, más rapidez, luego, se soltaba para apoyar los codos en la cama arqueando la espalda. Abrió las piernas para que él ocupase ese espacio entre ellas. El calor que despedía su piel, su cuerpo entero le nublaba los sentidos, los gemidos y el deseo aumentaban en ambos por igual, estaban llegando al clímax que salió a la vez, dejándolos aún con más ganas de poseerse, de entregarse. YiBo se dejo caer estirado sobre Zhan, el líquido viscoso que habían eyaculado le pareció algo tan distinto a lo que había tenido hasta entonces, tan erótico... que no pudo evitar tomar un poco entre los dedos y llevárselos a la boca. Su sabor, el sabor de Zhan. Se estaba volviendo loco, necesitaba ir más lejos, tenerlo todo de él y fue cuando le enseñó cómo hacerlo sacando el lubricante de un cajón y vertiéndoselo entre los dedos. Los llevó hasta su abertura para que la acariciase, para que la estimulase convenientemente con el fin de acogerle. YiBo actuaba primero con torpeza pero, poco a poco fue comprendiendo los secretos de esa estimulación que era más interna, tenía que ir más suave 'para evitar el dolor o la incomodidad, más adentro, hasta que la encontró. Los gemidos de placer de Zhan le llamaban entonces a gritos para que entrase en el, para que se convirtieran en uno solo. Le dobló las rodillas para facilitar la penetración que fue leve al principio, mientras lo levantaba sujetándolo por las caderas para que se fuera introduciendo él mismo aquel miembro duro y caliente conforme se relajaba y se abría. Quiso tenerlo frente a sus ojos y se sentó en la cama mientras lo acomodaba en su regazo y ambos comenzaron a coordinar y a acoplar sus ritmos y vaivenes hasta completar el coito que Zhan dejó salir sobre el vientre y el pecho de ambos mientras que él lo llenaba totalmente. Juntaron sus frentes, abrazados, mirándose, besándose como si se hubieran vuelto a descubrir mutuamente, cada vez más enamorados. Pasar la noche juntos, dormir uno al lado del otro, abrazarse todo lo que quisieran y como quisieran, fue un placer añadido que no dejaron pasar hasta la llegada del amanecer, que los sorprendió profundamente dormidos y felices.

Al día siguiente, camino del trabajo, el tío de la cobra en llamas estaba charlando con el proxeneta en la esquina, como si fuesen amigos. Kuan y YiBo se miraron disimuladamente, sobresaltándose cuando oyeron al chulo que le decía a Kuan que aún tenían una cuenta pendiente y ahora se la podía pagar. Este sacó dinero que llevaba en el bolsillo y se lo dio.

-Ahí hay más de lo que te debo. Quiero que me dejes en paz de una vez y para siempre, puedes quedártelo todo.

-De acuerdo... y espero que me tratéis bien cuando vaya por el club.

Los tres aceleraron el paso sin atreverse a mirar hacia atrás. Cheng supuso que ahí pasaba algo, conocía muy bien a su amigo pero éste no quiso decir nada y le quitó importancia.

-Estoy hasta los putos huevos de oírle la misma cantinela. Es una pérdida de dinero que me ha jodido en mi orgullo pero, lo doy por bien empleado con tal de que no me lo repita nunca más.

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora