Parte 51

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Se aferraba a las sábanas arrugándolas entre sus dedos, apretándolas fuertemente, babeando, suspirando, gimiendo, hasta que YiBo se dejó caer completamente sobre su espalda mientras le sujetaba el pene para iniciarle una masturbación. Se corrieron casi al mismo tiempo, tumbándose uno sobre el otro y permaneciendo así unos minutos hasta recobrarse poco a poco del placentero orgasmo. El sudor cubría sus cuerpos con una fina película que le daba brillo a la piel mientras que el rubor teñía sus mejillas.

YiBo salió de él con cuidado para acurrucarse a su lado y taparlo con las mantas mientras lo volvía a besar y a abrazar con fuerza. Aun estaba muy delgado pero sus ojeras no se veían tan marcadas y oscuras y, como le había mostrado antes con ese candor tan suyo, la piel no se le pegaba completamente a las costillas. De todos modos, durante esa semana pensaba cuidarlo y mimarlo, estar pendiente de él las veinticuatro horas del día.

-Te amo YiBo, le dijo con una vocecita cansada y soñolienta, tu tampoco lo olvides nunca.

Bajó la cabeza para mirarlo, estaba con los ojos cerrados y su respiración era pausada y tranquila, se había dormido. Esa bonita cara le dibujó una sonrisa mientras notaba que le invadía también el sueño.

Los despertó horas más tarde una voz estridente y risueña que les pedía que se levantasen mientras encendía las luces. YiBo se frotó los ojos sobresaltado para reír después al ver a HaiKuan en la puerta, con un delantal y un cucharón en la mano, mientras Zhan sacaba la cabeza de entre las mantas mostrando solo hasta su nariz. Estoy en casa, se dijo muy contento para sus adentros y se desperezó bostezando.

Tomaron juntos una ducha rápida, se pusieron los pijamas, ayudaron a poner la mesa y a servir los platos.

-¿Va a venir Cheng?, preguntó YiBo.

-Me temo que no, le dijo Kuan con voz triste.

-¿Está trabajando fuera?

-En los alrededores de Beijing, filma una serie por las mañanas y por las tardes dice que se va a su casa, a hacerle compañía a su madre.

Zhan le notó la preocupación en su voz; en todos estos años juntos, ya se conocían bastante bien unos a otros.

-¿Qué pasa con él?, preguntó directamente.

-Luego hablamos con calma, cenaremos primero, respondió Kuan.

Durante la velada le informaron sobre su semana de vacaciones y bromearon un rato, mientras YiBo le decía que tenía que regresar a mediodía para prepararles también la comida, ninguno tenía intención de dar golpe. Rieron los tres a la vez relajados y alegres, como en los viejos tiempos, siguiendo con los chistes y las tomaduras de pelo unos a otros. Al acabar, recogieron y se sentaron en los sofás para la charla seria.

-K: Me alegro de que estéis aquí, de verdad. Llevo bastantes días solo porque Cheng no parece el mismo, está muy enganchado, apenas duerme o come y, cuando dice que pasará la noche en su casa, yo sé que no es cierto y me enteré por pura casualidad. Un día que tuve libre, fui al rodaje para verle, le costaba mucho concentrarse en el papel y le regañaron varias veces. Si no se lo dan a otro y lo despiden es porque ya tiene mucho filmado y les resulta más barato eso que empezar de nuevo. Trato de hablar con él y me responde que lo tiene bajo control, que puede dejar todo en cuanto se lo proponga, pero no lo hace. Otro de los actores que participaba en la serie fue el que me dijo que se juntaban después unos cuantos para salir de fiesta, que si quería unirme a ellos. Por supuesto que me negué y me marché de allí. Regreso a casa por si viene pero, ¡ya veis!, sigue sin aparecer y muy pronto no podre hacerlo porque estoy a punto de ser médico y empezaran las guardias y las asistencias en quirófano. No tendré más remedio que ocupar una habitación en la residencia.


         

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora