Parte 61

141 30 8
                                    

Los chicos se miraron espantados mientras veían a los matones sacar sus pistolas para apuntarles y cubrirse unos a otros. Zhan se dio cuenta entonces de lo que era el barrio y su justicia; la sangre se lavaba con sangre, no importaba de quien fuera y hasta esbozó una sonrisa irónica al ver que el chulo, en cierto modo, también tenía sentimientos.

Las sirenas de la policía se escuchaban cada vez más cerca y las figuras de Udo y Shun empezaban a correr hacia ellos, en tanto que, una nueva barrera de agentes de policía con las armas desenfundadas y chalecos antibalas, se iba situando en las aceras, tomando posiciones a uno y otro lado para mantener el control.

Todo esto puso muy ansioso al proxeneta que aun tenía delante a Cheng. 

Los acontecimientos se precipitaron muy deprisa. Lo cogió por detrás mientras sacaba el cuchillo que llevaba entre la ropa y le seccionó el cuello, cortándole la carótida. La sangre se le escapaba a borbotones con cada latido del corazón. Él se llevó la mano hasta la herida mientras caía de rodillas, desmayado, mientras Kuan se inclinaba sobre él intentando parar la hemorragia haciendo presión con los dedos.

Zhan quiso detener aquello y trataba de arrebatarle el cuchillo al proxeneta con sus escasas fuerzas, se cortó la mano pero no se detuvo en el forcejeo, hasta que sintió un dolor insoportable en la ingle, las piernas no le sostenían, se iba al suelo mientras la afilada hoja brillaba ante sus ojos para clavarse de nuevo en su cara. Ya no sintió nada más, excepto una voz angustiada que le llamaba para que se mantuviese consciente, agitándolo por los hombros. Estaba a punto de perder el conocimiento, queriendo fijar la vista que se hacía más y más borrosa en aquella figura que parecía un ángel rubio, a punto de desplegar sus grandes alas para llevárselo de allí, volando entre sus brazos.


             

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora