ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"

PARTE 24

Paso un año, dos y las carreras individuales estaban muy diferenciadas.

 Zhan triunfaba como cantante y actor, empresario, también modelo eventual de grandes firmas que se lo disputaban para que fuese su imagen de marca. Fue votado como el más sexy, el más guapo, reconocido nacional e internacionalmente y HaiKuan adivinaba a través de todo ese relumbrón como perdía por completo el brillo en la mirada, como caía gravemente en la anorexia, puede que atravesase también periodos de bulimia. En tercero de medicina ya sabía muy bien que la pérdida de masa corporal que mostraba era del 35%, un caso preocupante. Conocía tan bien a "sus chicos" que ningún maquillaje ni photoshop lo engañaba. En el fondo de su corazón deseó que ese narcisismo provocado por otros sicológicamente del que tanto habían hablado Jung, Freud o Schneider, no fuera ya irreversible y su salud irrecuperable. Era el que menos tiempo estaba de regreso y se le hacía muy difícil preguntarle o conversar. De vez en cuando le había visto tomar pastillas que él luego buscó para inspeccionar las etiquetas: para la ansiedad, para quitar el hambre, para conciliar el sueño, esteroides y anabolizantes para aumentar la masa muscular por un determinado período de tiempo, pero ni un puto gramo de grasa tan necesaria para recubrirlos, estimulantes, relajantes... ¿Y todo eso valía la pena por algo que no iba a durar más que unos pocos años y que le mantenía en la cima a base de empujones de otros dos mil críos que estaban esperando su turno y su caída para ocupar su lugar? Montajes, escándalos absurdos que no llevaban a ninguna parte... Era caótico y triste, muy triste.

YiBo también a su aire, escalando puestos detrás de Zhan. Parecía que nunca tenía suficiente y buscaba emociones fuertes que le diesen sentido a su vida. Pluriempleado, machacándose el cuerpo y la mente sin parar, para no pensar, dejándose llevar por todo lo que entrañaba un riesgo o estricta disciplina. Otro síntoma para no pensar... ¿No pensar en qué? se dijo HaiKuan, ¿en que, en el fondo, no le gusta esa vida y no es ni por asomo lo que creía que era? Tal vez un día le diese la respuesta.

ZhuoCHeng, con complejo de inferioridad por el éxito de los otros dos y tonteando con las adicciones. Una noche le vio de lejos pillando algo por cierta zona del barrio, ni siquiera le apeteció decirle nada o regañarle.

Y él, Leo para los demás mientras seguía siendo HaiKuan para sí mismo. No veía la hora de tomar un bisturí entre las manos y salvar su primera vida. De su mente nunca salió el mito de Icaro y sus alas pegadas con cera del "Angels in Heaven" con las que no debía volar hacia el sol para que no las derritiese y precipitara su caída hacia la muerte.

Sumido en estos pensamientos escuchó que abrían la puerta, era YiBo. Se saludaron con un abrazo y éste se dejó caer en el sofá para tumbarse, luego llamó a su madre para decirle que estaba de regreso en la ciudad, pasaría a verla al día siguiente. Se le notaba agotado. Intercambiaron algunas frases y Kuan se ofreció a preparar una cena abundante; el otro aceptó.