Parte 60

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Al final bajaron a por un taxi que les dejó en casa de Dani, el estaba allí hablando por teléfono. Colgó para decirles que los matones de los narcos estaban a punto de atravesar el parque para ir a buscar a los del juego. Había avisado a Max y a Timmy porque, esta vez, esperaba pillarlos a todos antes de que empezasen los tiros, no tardarían mucho en llegar.

YiBo quería ver a su madre, estaba muy intranquilo y se dispuso a salir para buscarla en el restaurante y traerla con ellos. No había manera de disuadirle para que esperase un poco por lo que, Dani, se ofreció a ir con él mientras Zhan y HaiKuan aguardaban a que llegasen Udo y Shun, o la policía.

Al quedarse solos, los minutos se les hicieron interminables por lo que se asomaron fuera para ver cómo andaban las cosas. Aun era temprano pero, la gente, comenzaba a transitar por las calles y a abrir los negocios. Todo parecía normal y Kuan decidió sumarse a los vecinos para llegar a su casa. Zhan pensó en acompañarle, iría hasta la de YiBo por si su madre estaba allí, recordó que pensaba dejar el trabajo y tal vez ya lo había hecho; seguro que Udo le llamaría cuando estuvieran en el barrio. Más arriba, muy cerca de los portales, se les heló la sangre al ver a ZhuoCheng muy colocado, gritándole algo al proxeneta en la esquina. No podían entender muy bien lo que le estaba diciendo y, sin pensárselo dos veces, fueron hasta ellos para sacarlo de allí, aunque fuese a golpes.

Al estar frente a frente, vieron que el chulo llevaba la mano izquierda vendada, le habían cortado dos dedos; esa era la forma en la que los mafiosos hacían hablar a los traidores pero él seguía en su puesto, lo que demostraba que era un tipo duro de verdad. Empezaban a ponerse muy nerviosos y asustados, Cheng no se callaba mientras tiraban de él, se zafaba para volver a chillarle y a insultarle. Estaba fuera de sí.

-¡Eres un hijo de puta!, ¿por qué no hablas y dices que fuiste tú quien mató a aquel tío?, ¡nosotros te vimos salir de allí corriendo!

Kuan le tapaba la boca y le sujetaba el brazo fuertemente, pero él se soltaba y volvía a la carga. Zhan estaba muerto de miedo, no podía con él tampoco y miraba a un lado y a otro para ver si alguien más les ayudaba pero, se dio cuenta de que la gente que estaba a su alrededor curioseando, iba desapareciendo poco a poco hasta que la calle se quedó desierta, mientras, más abajo, unos cinco o seis hombres, avanzaban hacia ellos formando una barrera. Se miraron entre sí, no quedaba tiempo, tenían que huir cuanto antes si no querían verse envueltos en el tiroteo que iba a empezar de un momento a otro, en tanto que los matones de los garitos de juego, tomaban sus posiciones en la parte de arriba para hacerles frente. Se habían quedado justo en medio.

Cheng pareció reaccionar entonces y se les quedó mirando con los ojos muy abiertos, el pánico se apoderó de él al ver que estaban cercados, sin salida. Casi le suplicó al proxeneta que hablase de una vez para acabar con todo aquello y salir con vida. Seguro que su hermano se pondría de su parte y no le pasaría nada pero, el otro, aun lo empeoró más.

-¡Sí!, ¡yo me cargué a ese malnacido!, ¡se lo merecía! Estranguló a una de mis chicas, la que más tiempo llevaba conmigo, la única que me quiso y me cuidó como una madre, se preocupaba por mí; luego la tiró en un contenedor como si fuera basura. No me arrepentí ni un segundo por habérmelo quitado de encima.

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora