Parte 36

139 38 5
                                    

-Estoy muy confuso Kuan, te lo digo sinceramente. Te escucho y no puedo negar que tienes razón en todo pero, desde hace horas el teléfono no ha dejado de vibrar porque lo tengo silenciado y ya se lo que habrá, mensajes, trabajo y más trabajo que no me deja tiempo libre, ni para pensar.

-No soy quien para aconsejarte nada, eso lo decides tú por ti mismo, lo que quieras hacer o lo que quieras tener, lo que vale la pena para ti y lo que no. Deseo ayudarte, Zhan, no te maltrates así, por favor. Intenta dejar las pastillas en primer lugar y come, luego te vas al gimnasio y quemas las calorías en los aparatos, allí al menos estarás a solas, con tiempo para pensar sin que te machaquen el cerebro los que nos rodean y que no nos quieren, por mucho tiempo que pasemos juntos, solo somos "su trabajo diario", su sueldo y sus porcentajes. Esa es la realidad.

Luego miró a Zhan, estaba con la cabeza baja pero la levantó rápidamente para decirle que se fueran enseguida, quería estar en casa. Buscaron un taxi y, al atravesar la puerta, se abrazó a él fuertemente, como pidiéndole que hiciera lo mismo; el rechazo de YiBo lo había dejado tan frustrado e inseguro que... Pero Kuan mantuvo sus brazos a lo largo del cuerpo hasta que se separó. Le tomó la cara entre las manos para besarle en la boca, todo lo que quiso, mientras le respondía y se volvía a apretar contra su cuerpo. Cuando se quedaban sin aire juntaron las frentes.

-No me dejes HaiKuan, te quiero.

Él esbozó una sonrisa.

-Yo también te quiero pero, no, tú amas a YiBo y él también te ama a ti, sois el uno del otro y yo estoy en medio. Esto no va a continuar más. Busca tiempo para estar juntos y que él haga lo mismo, díselo ahora, llámale, no lo demores, escucha su voz hasta que os quedéis dormidos, hasta que se agote la batería, lo que sea, pero hablad. Te aseguro que eso es lo único que necesitas.

Zhan le sonrió ampliamente, como un niño al que le acaban de dar un caramelo como premio y corrió hasta la habitación, se quitó los zapatos y se tumbó en la cama, marcó el número que conocía tan bien. Del otro lado hubo una respuesta inmediata.

-Te echo de menos.

-Y yo a ti, le respondió. ¿Cuándo terminas el rodaje?

-Dentro de quince días, tal vez doce y luego me tomaré un descanso, se lo he dicho a mi representante hoy mismo.

-Quiero que me avises un día antes de volver, cuando estés seguro del todo. Quiero que me abras la puerta y me abraces, quiero decirte lo mucho que te amo y lo importante que eres para mí.

-Y yo quiero oírlo de tu boca que aun me tiene enamorado, tanto o más que cuando te conocí. No nos volvamos a perder entre esta maraña de falsedades y engaños, mi vida, ¿me lo prometes?

-Te lo prometo. HaiKuan vino a por mí al acabar la sesión de fotos, fuimos a cenar y, al regresar a casa, me sentía tan triste, tan mal por lo de anoche que yo... le besé.

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora