Parte 55

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Resultó que, el primero, había nacido en Shanghai; venía de una familia de pescadores y sabía mucho de barcos y de terminología marina, aunque el mar no era lo suyo pero viajaba mucho hasta allí para estar con la familia los fines de semana, por eso nunca había perdido el contacto con la náutica y la navegación, era casi de lo único que se hablaba en su casa y entre los parientes que le quedaban, casi todos pescadores, siguiendo la tradición.

La madre estaba muy sorprendida al ver a su retoño tan interesado en esos temas, al fin y al cabo era hijo de su padre, tal vez había heredado eso de él, un poco de su espíritu aventurero. Zhan también se unió a la conversación, tan atento como su novio a todos los detalles sobre la vida en el mar, demasiado dura a veces pero, para ellos, seguía siendo algo fascinante y atrayente y no paraban de hacerle preguntas a Max, muchas de las cuales no sabía cómo contestar porque, si bien es cierto que navegó muchas veces con su padre, lo hizo cuando era joven, ya que, a los 18 años, ingresó en la academia de policía y se quedó varado en tierra firme.

Llegó la hora de la tarta y los regalos que habían comprado apresuradamente, no hubo tiempo de pensar mucho en ellos porque nadie sabía nada. Tampoco era importante para YiBo ya que, lo que de verdad le gustaba, era lo bien que lo estaban pasando juntos, de forma muy distinta a como lo fue cuando se conocieron en el club; ahora parecían una verdadera familia y eso le hacía muy feliz.

Un rato más tarde, tras una prolongada y amena sobremesa, comenzaron las llamadas a los móviles, tanto a los de los policías como a los de Dani y Johnny. Nueva agitación en el barrio, salían casi a muerto diario en la zona y en otras más alejadas también. Así funcionaban las mafias, siempre les quedaban asuntos pendientes y aprovechaban cualquier ocasión para saldar cuentas, entablando guerras abiertas que no eran más que ansias de poder, para que hubiese cambios en las tríadas y, los que deseaban estar arriba, no ayudaban a poner paz sino al contrario, las hacían interminables.

Los amigos hablaron abiertamente. Timmy tenía una ligera idea de quién fue el tío de la cobra, un primo segundo del proxeneta que se iba quedando sin trabajo a causa de sus acciones, más propias de un sicópata asesino que actuaba por su cuenta y no obedecía órdenes de nadie. Puede que por eso lo mataran y, si lo había hecho él, debió ser por mandato de su propio hermano, pero no había forma de demostrarlo. Tenían que reunirse entre todos los jefes, como ya había pasado otras veces, zanjando la cuestión con los traficantes, porque, de no ser así, no llegaría de nuevo la calma a corto plazo.

YiBo tomó la mano de su madre para apretársela cariñosamente, estaba muy preocupado por dejarla viviendo allí, incluso pensaba en que se fuese con ellos al piso del centro. Si HaiKuan se instalaba en la residencia de médicos quedaría una habitación libre, toda la casa en realidad, porque ellos se pasaban la vida por ahí, viajando de un lado a otro del país, o fuera de él. Luego miró a Dani, como esperando que diese su opinión.

-Me parece una buena idea aunque, yo también la cuidaría si se viene a mi casa.

YiBo torció el gesto, puede que aun no estuviese preparado para ver a su madre conviviendo con un hombre sin estar casados. Esto la hizo reír, no se imaginaba a su hijo con unas ideas tan puritanas y convencionales, chapadas a la antigua. A fin de cuentas, él estaba conviviendo con alguien y, aunque eso a ella no le importaba en absoluto, es más, estaba encantada con Zhan al que adoraba; ese "alguien" era un chico, lo que resultaba mucho peor e inaceptable de cara a la sociedad. No tuvo más opción que reconocer que su madre estaba en lo cierto, lo que provocó las risas entre todos los presentes.

ME ENAMORÉ DEL SEÑOR "MALA SUERTE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora