capítulo veintouno.

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Estaba caminando hacia la habitación de mis progenitores, cuando estuve por tocar para entrar, la puerta se abrió y el rostro de mí padre lo decía todo. Bolsas debajo de los ojos y el cansancio planeado en su rostro.

- ¿Cómo está? - pregunté tragando saliva.

- ahora está descansando, hijo. - respondió para luego soltar un suspiro  - te haz dado cuenta que su estado no es el mejor, Liam.

- lo sé.. - hable cabizbajo - yo.. ¿Que es lo que tiene? No quiso hablarlo conmigo.

- cáncer. - respondió con toda simpleza como si estaría hablando del clima. - tiene un tumor en el cerebro y en uno de sus pulmones.

Di un paso hacia atrás y me apoye contra la pared, esa noticia me golpeó como si una tonelada de cemento me hubiera caído encima. Sabía que mí madre estaba mal, pero no sabía que era a tal punto de gravedad.

- hijo.. - el líder se acercó a mí tomandome antes de que cayera al suelo. - Liam, relájate.

- mamá... Ella.. - mí voz quiso quebrarse, ya no podía fingir ser fuerte, no con lo que acaba de decirme mí progenitor. - se va a morir, padre. Se va a ir..

- Liam.. - su nuez de Adán subió y bajo - hay que ser fuertes y estar bien para ella...

- ¿N-no lo sientes? ¿No te duele? ¡Eres su maldito alfa! ¡¿Cómo pudiste irte y dejarla sola estando enferma de ese modo?! - grite haciendo que mí vena se remarque en mí cuello.

- ¡No me hables de esta manera, Liam! ¡Sabes porque me fui! - gritó de la misma manera.

- ¡Es tu deber como alfa proteger a tu Omega! ¡No importan ahora todas esas mierdas del imbecil que está atrás de tu culo, Geoff!

Un puñetazo voló a mí mejilla y labio, haciéndome caer. Por reflejo lleve mí mano rápidamente a donde el golpe había dado y limpie mí sangre, él alfa frente a mí me observaba estupefacto, pues, jamás en mis veinticuatro años de vida me había levantado la mano ni una sola vez.

- Liam...

- si mamá muere solo será tu culpa.

Dije para luego levantarme y salir de ahí rápidamente, oyendo los gritos del líder ordenando que vuelva, pero estaba tan jodidamente molesto que ni siquiera dude en ignorar su llamado.

Quise bajar las escaleras cuando unas manos tocaron mí hombro, me di la vuelta y allí estaba parado el moreno, mirándome con preocupación.

- Liam.

- no es momento, Omega. - gruñi e intente apartarme pero sus manitos se aferraron más a mí suéter.

- no te vayas. Quédate aquí, vamos a la habitación y te calmaras allí. - dijo firme.

- tu no me mandas, sueltame. - dije aunque no intente apartarme esta vez.

- dijiste que el deber de un alfa es proteger a su Omega, pero olvidaste que el Omega también debe estar ahí para cuando su alfa lo necesite. No dejaré que te vayas.

- ¿Por qué saliste de la habitación? - cuestione cambiando repentinamente de tema.

- porque sentí que me necesitabas.

- eso no es po... - oh claro, el ahora tiene mí sangre, estamos conectados de alguna manera.

- solo lo sentí, vamos, no seas terco y sigueme.

- no soy terco.

- lo estás siendo. - replicó.

Bufé y luego, como si nada, me deje llevar arrastrando por el pequeño hacia la habitación.

I'm yours, Alfa. (Ziam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora