cuarenta y cinco. (Final 1)

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Tres semanas después, Zayn fue dado de alta.

En la segunda semana, sus puntos habían sido quitados y su herida sanaba correctamente. No había tenido inconvenientes. Eso era lo bueno.

Lo malo, es que toda relación con Liam se había quebrado. Ya no habían abrazos en las noches al dormir, no habían besos al despertar, no había ninguna clase de cariño por parte del Alfa para él, le había sido confirmado en cuanto el castaño tomó otra habitación alejada a la suya.

Por eso, se sorprendió y se alegró cuando Liam llegó a su puerta esa tarde y le dijo que se saldrían los dos, que irían de viaje. Eso le resultó de lo más extraño al moreno, pero fue un acercamiento que regocijo a su lobo y lo tenía saltando en sus patas.

Había empacado solo algunas prendas, ya que la mayoría eran todas de Liam, pero así le gustaba. Llevar puestas las sudaderas o camisas de su alfa le daban una satisfaccion única, ya que llevaba su olor en su cuerpo.

Fue a despedirse de su hermana y sobrino inmediatamente después de haber guardado todo lo necesario. Doniya lo recibió entre sus brazos y Zayn pudo sentir una angustia emanar de su hermana, fue extraño, ella no paraba de llorar, diciéndole cuanto lo amaba. Él no entendió mucho su comportamiento, pero le dijo que también la amaba y que no sea exagerada, solo se iría de viaje con su Liam. Volvería.

El pequeño Zayn también lo abrazó fuerte y le deseo buena suerte, también extrañado por el comportamiento de su madre. Él se quedó consolandola, prometiéndole a Zayn que la cuidaría.

Louis y Niall también lo despidieron de la misma forma, eso fue aún más extraño para el Omega, no pararon de prometerle cosas que él no entendía, no sabía a qué se referían y en cuanto el quiso preguntar sus alfas los llevaron a sus respectivos cuartos.

Zayn salió de la mansión y caminó por el camino de piedras, hasta donde la fuente estaba, delante de esta se encontraba el auto del Alfa.

Liam se encontraba apoyado en el capó del mismo, con un cigarrillo entre sus dedos, lo acercó a sus labios e inhaló el humo, llenó sus pulmones antes de exhalar el humo. Vio a Zayn acercarse a él y aquel nudo que había estado evitando, se instaló en su garganta al ver la sonrisa ilusionada que le regaló el pequeño.

- Hola. - saludo mientras un tono carmesí teñía las mejillas del azabache.

- Hola, Zee. - saludó tratando de sonar lo más normal posible. - dame tus maletas, las guardaré en la maletera.

El Omega asintió y se las tendió.

Rodeando el auto, abrió la maletera y coloco las pertenencias de su Omega en él.

Su Omega, dejaría de serlo en solo unos minutos.

Sacudió su cabeza, debía mantenerse sereno. Volviendo al lugar donde Zayn se encontraba, lo tomó con suavidad por la cintura, ganándose una sonrisa por la parte del contrario, para que Zayn no sospechase sus intenciones, le devolvió la sonrisa y lo encaminó hacia la puerta del copiloto.

Una vez que éste entró, cerró su puerta y rodeo el capó para adentrarse a su lugar y encender el motor.

(....)

- ¿Y a dónde iremos? - preguntó el moreno, cortando el silencio impuesto desde que el viaje había comenzado.

- ya verás... - respondió el castaño, sin quitar la vista del camino. Ya se encontraban cerca a dónde Liam había comprado una pequeña pero acogedora casa para el Omega.

Él no sería una mierda para dejar a su pequeño libre pero a la deriva, sin nada, no. Liam se había encargado de darle un hogar en un lugar seguro, con una buena economía para que no le faltase nada y cerca de una ciudad en donde podría rebuscar alguna especie de trabajo si es que el moreno se aburría. Este territorio era el tratado de paz de todas las manadas vecinas. Aquí nada malo pasaba. Los omegas y alfas eran libres aquí, el lugar se confirmaba por más betas, por eso la jerarquía aquí era más fácil de conllevar.

I'm yours, Alfa. (Ziam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora