capítulo cinco.

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Estaba aterrado, no iba a negarlo, temia por mí vida, quería salir corriendo, alejarme de todo, pero estaba obligado a estar aquí. Los alfas que me habían recogido se encargaron de arrastrarme hasta una habitación, en la cual largos minutos después, apareció el gran alfa del que tanto había investigado y el que tanto odio se había ganado por parte de Yasser, para ser sinceros yo no quería estar aqui.
Pero ¿Que más podría hacer? Yo no podía decidir, nunca podía hacerlo, solo hacia lo que se me mandaba.

Aquel alfa no parecía ni un poco de la mierda que resultaba ser, apenas sentí su presencia mí Omega ronroneo gustoso y comenzó a parlotear intentando llamar su atención. Odiaba que mí parte animal se adueñara de mis actos, no quería que el sujeto frente a mí se percatara de ello.

- ¿Cuál es tu nombre, Omega? - cuestionó, su voz me hacía temblar.

- J-javadd..

- ¿Javadd? ¿Apellido?

- Mayne. - respondí.

- Javadd Mayne, me suena a nombre inventado, pero lo dejare pasar por esta noche. Te quedarás aquí, mañana mí padre te verá y decidirá que hacer contigo. - un escalofrío recorrió mí cuerpo, ¿Su padre se encargaría de mí? Estaba jodido.

- ¿Que me harán?. - pregunté temeroso.

- eso lo averiguaras mañana, Javadd. Si ese es tu nombre. Yo que tú, aprovecharía las pocas horas que me quedan de vida.

- ¿Que? ¿Van a matarme? ¿Para eso me tienes aquí? ¿Por qué no me matas tu? ¡¿Y así te haces llamar un alfa?! - oh-oh. Yo y mí jodida bocota. La mirada que este me envió me hizo querer suicidarme, sus ojos se volvieron rojos, se puso de pie dando un golpe fuerte sobre la mesa, lo único que pude hacer fue encogerme en mí asiento.

- ¿Como te atreves? ¿Te crees mejor que yo, eh, Omega? ¡No eres nadie! Solo mirate. Estás tan destruido que no sabes si lo mejor para ti es que te mate ahora yo mismo o seguir viviendo la clase de mierda que te ha tocado de vida. - se levantó hasta quedar frente a mí.

No era la primera vez que alguien me decía algo como eso, por eso no entendí porque rayos sus palabras fueron como dagas que se clavaron en mí corazón. Cerré los ojos, pues, ya suponía lo que se venia, un golpe, tal vez dos, o más, ¿Quien sabe? Quizá hasta muera en sus manos debido a la paliza que este podría darme. Mí cuerpo vibro sin poder evitarlo, estaba realmente asustado, me va a matar, me va a...

- hey, tranquilizate, joder, no voy a hacerte nada. - está vez su voz fue más suave. Abrí mi ojo derecho un poco, observándolo y este soltó una carcajada. - Aunque tu falta de respeto ha sido grave y debería castigarte por atreverte a dirigirte de esa manera hacia mí, por esta vez, te lo dejare pasar.

- d-disculpame por lo que d-dije, Alfa. Por favor. - era mejor comerme mí puto orgullo, era lo mínimo que podía hacer.

- acepto tus disculpas, pequeño. Ahora, debo buscarte un lugar para que duermas, por esta noche. - aclaró. Solo asenti, cuando el extendió su mano, mí vista se pasó de su mano a su rostro, unas tres veces, ¿Aquel temeroso alfa el cual minutos antes me había gritado mis verdades ahora estaba manzo y dándome la opción de poder tomar su mano? Okay, tenía que aprovecharlo, la tomé rápidamente al ver que su paciencia se estaba agotando, al tomarla, mí omega salto gustoso entre sus patas, joder, su olor penetraba mi nariz haciendo que mis piernas flaquearan, gritaba gustoso al tenerlo a su lado y exigía por mas atención, de hecho, quería toda su atención.

Nos saco de esa horrible habitación y al hacerlo me sorprendí al ver a dos de los alfas que me habían llevado hasta allí con unas sonrisas en sus rostros.

- ¿Que parte de "Larguense" no entendieron? - pregunto serio apegandome a su lado con su mano en mí cintura, posesivamente.

- de hecho, la entendimos a la perfección, pero si no sabes, amigo, este es mí trabajo, y aunque tú seas el gran macho alfa de todos los machos alfas, debo, por el bien de mí trasero, cuidar de cada movimiento que hagas, pequeño Li.

- ¿Por qué no te vas a la mierda, Mike? Y ya te he dicho que no me digas asi.

- como sea, ¿Que harás con el? Si quieres, puedo darle hospedaje en mí cuarto hoy. - trague saliva, por favor, Payne, no me dejes con el, no, por...

- es Mío. - respondió. - y si quieres seguir manteniendo tus pelotas donde pertenecen, te sugiero que no vuelvas a mirarlo.

- okay, okay, lo entendí, es tuyo, Liam.

No respondió, simplemente camino y este se hizo a un lado, dejándonos pasar, subimos esas escaleras, al abrir las puertas pasamos un pasillo largo, otra puerta más y  me encontré con un enorme salón, creo que la palabra enorme queda diminuta, paredes color rojo tinto, ocupadas por cuadros, seguidos de aparadores que ocupaban gran parte de los rincones de estas, los sillones negros, solo este jodido salón eran como tres cabañas mías, y creo que sobraría espacio, me arrastró hasta las escaleras, al llegar arriba, nos dirigió a la parte izquierda de los dos pasillos que habían, caminamos hasta que una de las puertas se abrió, un alfa alto, rizado, ojos color esmeraldas se quedó mirandonos, primero a mí, entrecerrando sus ojos, luego sus orbes se dirigieron al castaño.

- ¿Me dirás qué estás por hacer con ese Omega? ¿Concluiras con el lo que no pudiste con Cheryl? - oh mierda, no había pensado en eso.

- no seas idiota, hazz. No haré eso, solo lo dejare dormir conmigo hoy. - ¿Dormir con el? ¿A caso escuche mal?

- mmhm no estoy muy seguro. Pero en fin - se encogió de hombros. - no hay nada que pueda hacer. ¿Lo dejaras vivir?

- papá se encargará de eso.

- papá no está aquí, lo sabes, tendrás que hacerlo tú.

- cuando regrese lo hará.

- ¿Dentro de un mes? - rodó los ojos - admítelo, lo dejaste vivir, además, lo estás llevando a tu cuarto, eso no es común en ti, déjame decirte que creo que...

- déjame decirte que si sigues hablando haré que Louis terminé buscándose a otro alfa que pueda dejarlo embarazado, porque tú, amigo mío, estarás más que castrado.

Abrió sus ojos horrorizado y luego levantó sus manos.

- oye, oye, oye, con mis pelotas no te metas, Payne.

- como sea, me iré a dormir.

- hasta mañana, malhumorado de mierda.

Dijo para entrar a su cuarto dando un portazo, no pude evitar reír, pero rápidamente me tape la boca con mí mano.

- ¿Te pareció gracioso? Si es asi, entonces morirás de risa entonces cuando lo escuches hablar más seguido, es de tomar confianza rápido.

- eso me gustaría. - respondí.

- no veas a ningún otro alfa con otros ojos ¿Bien? - ordenó - serás mí Omega desde ahora y no tienes permitido ver a nadie más.

- ¿Desde cuándo se decidió eso? - me atreví a cuestionar.

- lo acabo de decidir, Javadd. - sentenció, decidí no decir una palabra mas, por mí bien, no debía hacer enfadar a este hombre, estaba aquí para enamorarlo, no para hacer que me odie.

I'm yours, Alfa. (Ziam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora