Sky a menudo atraviesa el antiguo terreno abandonado entre Havenfield y Millerfort para ir a ver a su abuela y nunca le ha pasado nada, pese a los rumores que acompañan al lugar. Sin embargo, una noche que parecía como cualquier otra, unos perros la...
No aparté la vista del féretro, mientras se hundía bajo tierra para siempre. Tenía los ojos secos, ya no podía llorar más a mi madre, no era capaz, simplemente no me quedaban lágrimas. Ya lo había hecho durante horas y horas. Había llorado por ella, por mí, por mi mala suerte y por el negro futuro que se me venía encima.
Mi padre y su mujer estaban a mi lado. Ellos tampoco lloraban. No había mucha más gente allí, pero tampoco me importaba. No quería ver a nadie, no quería soportar conversaciones absurdas. Ni más pésames que no sentirían. Por suerte, mi padre había dejado a sus siete hijos menores en casa con la niñera, porque seguro que hubieran estado montando escándalo en el funeral. Su octavo hijo, mi medio hermano, estaba justo frente a mí.
Tampoco lloraba, de hecho, cuando alcé la cabeza para dejar de mirar el féretro y le vi, me di cuenta de que también tenía la vista clavada en mí. Volví la atención a la punta de mis incómodos zapatos negros... No le conocía, pero era mi familia.
De pronto, tenía ocho medio hermanos que ni me interesaban ni quería. Jens, el mayor de ellos, tenía mi edad, por eso estaba en el funeral. Solo me sacaba un par de meses, o eso decía mi padre, que se había empeñado en hablarme de ellos.
La historia entre mi madre y mi padre era otro tema que, en ese momento, me resultaba doloroso pensar.
Ella había sufrido un accidente de coche y había fallecido, dejándome sola con una familia que no conocía. Mi padre se había ocupado económicamente de mí desde que nací, aunque jamás había pasado tiempo con él, ni nada parecido. Pero era la única familia que me quedaba, aunque no tuviéramos en común ni el apellido. Ahora formaba parte del enorme clan Müller, de alemanes afianzados en Norte América desde hacía tres generaciones...
―Vamos, Bianca ―murmuró mi padre.
Jens se acercó a nosotros también, para volver al coche y me dio un ligero apretón en el brazo, para darme ánimos que yo no quería.
¿Cómo iba a estar animada si mi madre acababa de morir y tenía que vivir con diez completos desconocidos?
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Otra aventura que llega a su fin. No sé muy bien ni qué decir. Salvo GRACIAS. Gracias a todas las que capítulo tras capítulo habéis estado aquí para darme apoyo, para votarme, para leerme, para comentarme... Hemos batido un montón de récords con este libro y me parece una fantasía que no creí posible T_T.
¡Gracias por vuestro apoyo! Y no os olvidéis de seguir votando, comentando, decirme qué os ha parecido el libro de Deacon y Sky, y seguir leyendo, comentando y votando el siguiente.
¿Qué os ha parecido Cuando te coma el lobo?
¿Tenéis ganas de leer Cuando muerdas la manzana? ¡Nos vemos allí!
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