"SILLA DE RUEDAS" [KOOKMIN]

022

La luz entraba por la venta de mi habitación mientras estaba escogiendo la ropa que llevaría hoy y verme bonito para Jungkookie, antes no me fijaba como vestía o me preocupaba que la ropa se viera bien pero desde que el llegó a mi vida ahora estoy muy al pendiente de lucir bonito.

Al final me puse un overol de mezclilla con una camisa blanca de manga larga y también un Gatsby rosa pálido.

Coloqué un poco de bálsamo labial sobor fresa y un poquito de perfume que sabía que le gustaba a Kookie. No suelo usar perfume todos los días solo en ocasiones especiales.

Sonó el timbre anunciado que había llagado e intenté salir rápidamente de mi habitación para abrir pero mi mamá llegó primero.

—Hola señora Park.

Saludó antes que nada a mi mamá y yo me fui acercando a ellos.

—Hola cariño que gusto verte de nuevo, que bueno que viniste, Minnie a estado muy enfadado los últimos días.

Lo último lo dijo susurrando pero lo suficientemente alto para que Jimin escuchará.

—¡Mami! ¡No digas esas cosas!

El se quejó y tiro de la camisa de su madre.

—Lo siento pero es la verdad Minnie.

Ella acarició su cabeza para eliminar la carita enojada de este y como a un cachorrito mientras mas lo acariciaban su cara de molestia fue desapareciendo.

Lo único que mi mente pudo pensar era "tierno".

—Estas en tu casa, yo tengo que ir a comprar algunas cosas ¿puedo dejarlos solo ciertos?

—Claro señora, cuidaré muy bien a Jimin.

Ella tocó mi hombro y me dio unas palmaditas en forma de agradecimiento, ella salió de la casa y ante que pudiera hacer algo Jimin había tomado mi mano y me jaló adentro de la casa.

—Vamos Kookie ¡quiero que comas el pastel que te hice!

Emocionado me guió hasta la cocina mientras aún sostenía mi mano.

—Está en el refrigerador pero está algo alto ¿puedes bajarlo?

Yo asentí abriendolo y me encontré con un pastel con una cubierta no muy uniforme de chocolate y unas bananas adornando el pastel.

—Se que no está muy bonito pero prometo que sabrá rico.

Pasé el pastel a la encimera de mármol y regresé a cerrar bien las puertas del refrigerador.

Ya viéndolo desde arriba me percaté que tenia dibujado un corazón rojo en el centro el cual se me hizo el gesto tierno.

—Que lindo eres.

No solo lo decía por el pastel si no por que lo era, el atuendo que traía hoy lo hacía lucir sumamente bonito y esa gorrita le daba un toque aniñado que movía cosas dentro dentro de mi.