La Espía Espiada

109 31 144
                                    

—Hmm. ¿Estás molesta por algo? —preguntó el jonin a la vez que se agachaba para evadir la patada de Natsuki.

—¿Molesta? —cuestionó la pelirroja lanzando un puñetazo que su sensei apenas pudo bloquear con un gruñido. Natsuki curvó la comisura de su boca en una media sonrisa de satisfacción al ver que al shinobi le estaba costando luchar contra ella—. ¿Por qué habría de estarlo?

No estaba molesta. Natsuki estaba absolutamente furiosa. Desde que Kakashi regresara de su misión, no había podido tener un momento a solas con él, excepto por los entrenamientos que tuvieron que posponer unos días gracias a las costillas rotas que le había dejado Lee.

Pero incluso en el entrenamiento, su sensei se mostraba distante y casual, como si nada hubiese pasado.

Lo que más la irritaba era que cada tanto lo atrapaba lanzándole una de esas miradas cargadas de preocupación, la misma mirada que había visto en Shizune y Tsunade, pero cuando preguntaba todos actuaban como si la chica estuviera loca. Eso no sería para tanto, si no fuera porque el resto del tiempo que el hombre estaba en la aldea, lo hacía siempre con una desagradable presencia pegada a su sombra que a Natsuki le producía una furia asesina: Tamura.

Cada vez que se lo cruzaba por las calles de Konoha, ahí estaba ella, con su sonrisa pedante en esos labios finos pintarrajados de bordó. Kakashi no parecía prestarle mucha atención, como siempre mantenía su libro frente a su rostro en lugar de verse interesado. Pero eso no le causaba ninguna tranquilidad, en todo caso la hacía preguntarse por qué carajos entonces pasaba tanto tiempo con esa mujer.

Natsuki dio un salto y con una sonrisa logró asestar una patada en el pecho del jonin que cayó derrapando en la hierba.

—Eso... Eso estuvo muy bien -murmuró Kakashi con un hilo de voz—. Recuerdame agradecerle a Guy por entrenarte —agregó. Natsuki hizo una mueca de satisfacción que se transformó al instante cuando levantó la vista y se encontró con que Tamura observaba el entrenamiento desde la sombra de un gran abeto.

—Tiene que ser broma —masculló dirigiéndose a grandes zancadas hasta la mujer que descansaba en el pasto—. Esto es un campo de entrenamiento ninja, no puedes estar aquí —le espetó de forma brusca. La mujer se levantó y Kakashi se interpuso entre las dos, ignorando la mirada de odio que le lanzó la pelirroja.

—Está bien, Natsuki —dijo el jonin en tono conciliador—. Tamura quería ver el entr...

—¿Y ya? ¿La dejaste sin siquiera preguntarme? —La expresión inmutable de Kakashi ante su frustración no hacía más que incrementar su ira.

—Ups, no hay problema, me voy. No sabía que era un entrenamiento secreto —dijo la mujer con voz meliflua. Natsuki ni siquiera la miró, y como no obtenía respuestas de su sensei, se dio media vuelta y comenzó a caminar alejándose de ambos.

—No más entrenamiento por hoy —sentenció tajante.

—Hmm, creo que debería ser yo quien diga esas cosas —comentó en tono despreocupado Kakashi que caminaba unos pasos más atrás. Natsuki no contestó ni volteó a mirarlo—. ¿De verdad me vas a hacer correr tras de ti? —preguntó divertido.

—No te pedí nada —exclamó Natsuki girando su cabeza en dirección a su sensei—. ¿Por qué no vas con Tamura antes que termine espiando más entrenamientos por ahí? A lo mejor alguien la mata por error. Oh eso no suena tan...

—Cuidado —advirtió su sensei demasiado tarde. La pelirroja había chocado con algo.

—¡Yukio! —exclamó Natsuki al ver a su pequeño hermano que había caído en la hierba tras el impacto.

Relámpago Rojo Crónicas De KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora