Tardes Negras |Kim Seok Jin| {𝓣𝓮𝓻𝓬𝓮𝓻 𝓛𝓲𝓫𝓻𝓸}

《Recuerdos》

A dos meses de la muerte de Taehyung, _____ volvía del cementerio, encontrándose con una enorme casa oscura, empolvada y muebles cubiertos con tela blanca que había sido habitada y abandonada por él pelirrojo. 

"Todos mis vienes pasarán a manos de Kim _____, mi linda esposa" 

Esa fue la voluntad de Taehyung escrita en el testamento que él abogado personal de esté le había leído una tarde después de citarla.

Fortuna que no valía nada si no tenia a ese hombre a su lado. 

"También dice que usted tiene la libertad de declinar, en caso de que lo haga, será donado a las fundaciones y obras de caridad" 

Con un trago espeso, apretó sus puños y permitio que algunas cuantas lágrimas vagaran por sus mejillas, dejando que el dolor consumiera la poca vida que aún le quedaba..

"Declino"

Una respuesta que sorprendió al hombre canoso.

"¿Está segura?"

No hubo mucho que pensar, para ella era mejor compartirlo que guardar aquella fortuna en una caja metálica con candado, pudriéndose. 

"Si"

De sus decoloradas mejillas limpio las gotas que intentaban a duras penas recorrer la deplorable piel del rostro ajeno, sujetando el bolígrafo en sus dedos para así firmar la hoja y dar la autorización como perder todo derecho a la fortuna Kim.

Le había dolido ese acto, no por saber que perdió el dinero, si no por que poco a poco lo que quedaba del pelirrojo, se iba desvaneciendo. 

Más tarde, una pequeña caja negra de  terciopelo se poso frente suyo, sin imaginar que en su interior hacia el anillo de compromiso que le había dado Taehyung esa noche frente al mar. Su corazón se oprimió y sus manos temblaron tras mirar el fino metal.

"El señor, Taehyung, pidió que se le entregará el anillo, tanto como la casa donde vivía" 

Ah. Tonto Taehyung, que la hace sufrir aún..

Las luces amarillas, iluminaron la estancia, dejando ver una mesa cristalina en el centro que era adornada de rosas marchitadas casi deshaciéndose con solo intentar tocarlas, paredes blancas con algunos cuadros de paisajes y un gran reloj que se dejaba ver desde la sala. Todo solitario, abandonado.

Sus ojos también miraron las escaleras color dorado que llevaban al segundo piso, donde la habitación de Taehyung se encontraba, en la que algún momento tendrá que entrar y tener ganas de llorar..

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¿Cobarde?, esa palabra quedaba corta para lo que SeokJin era, quién dejo que su estúpido orgullo lo trajera dos meses después de la partida de Kim Taehyung, para encontrarlo de esta cruel manera. 

-- La vida fue tan injusta contigo -- le causaba furia y tristeza ver el nombre de su "enemigo" en ese maldito azulejo. -- ¡Idiota! ¡Tenía tantas ganas de partirte la cara! -- grito ebrio de rabia, y se acuclillo hechandose a llorar. -- ¿Por que fuiste un cobarde? ¿Por que no tuviste la fuerza de afrontar los problemas? -- le reprochó -- ¡Hubiera preferido matarte con mis propias manos y refundirme en la cárcel,  a saber que saltaste del maldito hospital! -- sin detener su llanto, paso la palma de su mano por su rostro intentando borrar lágrimas que al parecer no tenían ganas de detenerse.

Jin quería desahogarse, pedirle perdón por el daño que también le causó, pero lamentablemente su orgullo aún se lo impedía, quizá en algún futuro pueda hacerlo sin sentir vergüenza. Tal vez, sólo tal vez así logre estar en paz y dejar de sentir tanto remordimiento..