22. Quisiera

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Momo

Las semanas en las que nos encontrábamos asistiendo junto con los profesionales en misiones más demandantes fueron intensas, pues los riesgos habían aumentado y debíamos estar listos para enfrentar situaciones de emergencia. Debido al curso extracurricular al que Todoroki debía asistir con Bakugou, pensé que podría compartir mis apuntes con respecto a lo que he aprendido en mis prácticas. Su molesto y ruidoso compañero se había adelantado, así que aproveché la oportunidad.

Sabía que de lunes a jueves debían asistir, así que esperé hasta el viernes para tener la oportunidad de invitarlo. Ese día había estado ansiosa pero una vez llegado el momento, me acerqué a él sin hesitar. Al terminar la clase, todos habían empezado a salir.
– ¿Vienes Momo? – preguntó Kyoka
– Ah... No, ah... Haré algo más hoy – su mirada se dirigió al chico detrás de mí que terminaba de recoger sus cosas, y me sonrió al intuir lo que ocurría.
– Mm, ya entiendo. Nos vemos luego, entonces. – se colgó de mi hombro brevemente. – Buena suerte. – me susurró antes de salir. Ella sabía de mis sentimientos por él y siempre me alentaba a luchar por ellos.

Sin más dilación, me coloqué delante del chico bicolor.
– Todoroki he estado tomando apuntes de mis prácticas y me preguntaba si quisieras repasarlas conmigo. – Mi corazón latía con fuerza. Él mantenía la mirada serena que lo caracterizaba
– Me encantaría...
– ¡MITAD–MITAD! –una explosión en la puerta trasera del salón casi provoca que me vaya de espalda – ¡Deja de perder el tiempo con cola de caballo! ¡Tenemos que irnos! – el rubio estaba tan sanguíneo como siempre
– Lo lamento Yaoyorozu, Bakugou y yo tenemos algo que hacer – acomodándose la mochila
–No te preocupes, entiendo – forzando una sonrisa
– Nos vemos luego – se despidió para reunirse con el rubio explosivo. Yo solo pude verlos alejarse.
– ¡¿Por qué siempre te tardas tanto?!
– Me causa gracia verte así
– ¡¿QUÉ DIJISTE?! – y en respuesta él le mostró una sonrisa. No recuerdo haberlo visto sonreír antes. Sentía que alguien estrujaba mi pecho. El curso extracurricular los había vuelto más unidos, y yo solo lo sentía más lejos.

Esa tarde, me dirigí al dormitorio con la cautela de no ser vista por Kyoka o alguno de mis otros compañeros, me sentía abatida. Caí rendida en mi cama, y me aferré a una de mis almohadas forradas de seda. A veces me preguntaba cuándo había empezado a tener sentimientos por Todoroki y llegaba a ninguna fecha en específico. Había creído que fue después del examen en el que enfrentamos al Prof. Aizawa, pero no; fue mucho antes. Cuando en la ceremonia de inicio quedé deslumbrada por su cabello bicolor que me pareció inusual y la curiosidad que me provocó su cicatriz en el ojo izquierdo que, lejos de ser intimidante o causarme disgusto, me pareció dotarlo de la ecuanimidad digna de un monje. Su apacibilidad y trato cordial cautivaron mi atención, para que tras ser felicitada por él al aprobar el examen no fuera más que obvio que lo que sentía por él, no era simple amistad.

– Momo, ¿estás ahí? – era la voz de Kyoka – ¿Puedo pasar? Toru está conmigo. – Mis mejillas estaban húmedas, pero no quería que me vieran así. Las sequé rápidamente para dejarlas pasar.
– Pasen – les abrí la puerta sin mirarlas a los ojos
– Queríamos saber cómo estabas – comentó la chica invisible al acomodarse en mi futón
– Escuchamos del Bakusquad que su líder había salido con Todoroki, así que quise venir a verte
– No era necesario chicas, estoy bien. – les ofrecí una sonrisa fugaz
– Momo, no tienes que...
– ¡Les prepararé té! – me levanté para tomar un par de tazas del estante
– No tienes que esforzarte por ocultarlo – tomando mi mano. La pelipúrpura tenía una expresión afligida
– Puedes contar con nosotras, Momo – Toru se colocó al extremo opuesto, aferrándose a mi brazo. Ver lo preocupadas que estaban por mí, provocó que me quebrara. Las lágrimas que estaba intentando ocultar no dejaron de brotar como cascadas y me dejé caer en los brazos de mis amigas.
– Es cierto que después de haber fallado en el examen para conseguir la licencia provisional deben compartir más tiempo juntos por asistir al curso extracurricular, pero son prácticamente inseparables
– Es como si la última pelea que tuvieron los hubiera unido más. No imaginaba que se haría así de cercanos – Toru abrazaba una de mis almohadas. – Pero nosotras estamos para ti – No podía ver la mano de Toru, pero sentía su calidez al acariciar mi cabello
– De alguna forma se ha vuelto más sociable, y estoy feliz por él. Ya tendremos la oportunidad para compartir tiempo juntos.
– Estamos hablando de Bakugou; el chico rara vez habla, solo sabe vociferar y está con uno de los más tranquilos de la clase. ¿No les parece muy drástico?
– Kyoka tiene razón, es algo extraño
– Supongo que congeniaron mejor de lo que pensamos
– Eso no me termina de convencer – Kyoka extrañada – Bakugou rara vez, o más bien nunca, se muestra amigable con nadie y Todoroki no es muy sonriente que digamos, y unos días atrás, ambos estaban riendo – mi corazón volvió a sentirse pesado
– ¡¿Estás segura, Kyoka?!
– De no haber visto como poco segundos después se molestó con él, no lo habría creído – mis músculos se sentían contraídos – Pero solo deben ser muy buenos amigos, de alguna forma muy inesperada...
– ¡Eso lo veremos! ¡Los espiaré!
– ¡Toru eso no está bien! – recalqué
– ¡Así saldremos de dudas! – insistió
– Eso es muy arriesgado. Si Bakugou te descubre, no vivirás para contarlo
– Momo vale el riesgo – expresó segura – además soy experta en camuflaje
– No lo apruebo, ¡en absoluto! – levantándome del futón – Esto es exagerado solo porque me rechazó una vez. Toru, no quiero que hagas nada arriesgado y mucho menos que invadas su privacidad.
– De acuerdo – bastaba con imaginar su invisible rostro para saber que aceptó a regañadientes
– Bien. Ahora sí quiero un té. – Retomando su preparación en donde la había dejado.

Solo Nosotros Dos 💥 🍰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora