36. Quiero conocerte un poco más

470 42 5
                                    

Shinso

Al fin había terminado mi castigo, y las cosas con mi tutor estaban en orden. Pese a que aun sostengo el bien de los civiles por encima de formalidades, entiendo su postura. Supongo que ser un héroe no es sólo saber actuar, sino también cómo y cuándo.

Fue poco después de que arregláramos el desacuerdo que supe que fue citado por la comisión de héroes, lo que nunca significaba nada bueno. Como siempre era en este tipo de situaciones, siempre había un grado de confidencialidad extrema que no hacía más que confirmar la gravedad del asunto. Ni siquiera Yamada conocía los pormenores de la misión, por lo que solo nos restaba esperar a que concluyera con los resultados esperados.

Fue una vez que la noticia se publicó en los medios que nos enteramos de la operación. Un clan yakuza había estado experimentando con una droga que de alguna forma involucraba a una niña. Héroes como Rock Lock y FatGum, así como sus subordinados de este último, dos estudiantes de tercero y primer año que terminaron con heridas considerables. Sin embargo, fue la muerte de uno de los cabecillas lo que más llamó mi atención. El difunto héroe profesional Nighteye murió en combate en circunstancias de las cuales no tengo suficiente información, pues además de los efectos de la droga que dejaron a uno de los tres grandes sin su don, el resto de los datos se guardaban con recelo y un alto nivel de misticismo. Considerando los efectos secundarios de la misión, no es para menos. Una droga con semejante poder sería altamente perjudicial, y algo me decía que esa niña tendría algo que ver con todo eso.

Yo solo podía pensar en que en cada misión era una solicitud de la que no había garantías de regreso. Siempre me resultan realmente extenuantes los entrenamientos a los que me somete, pero, ahora lo comprendo. Un error en los cálculos y eso podría resultar en un punto sin retorno. La idea de que podría haber sido él quien... Ser un héroe profesional es un trabajo demandante.

Desde el incidente y tras asistir al funeral, Shota mostraba un semblante solemne y pese al apoyo que Yamada le ofrecía, aun se veía distante. Pasaba mayoría del tiempo en el hospital, y fue entonces cuando poco después supe que ella no puede controlar su don y él estaba presente en caso de ser necesario detenerla. Pensar en eso me trajo algunos recuerdos.

Me encontraba recostado en una de las escaleras con vista a las gradas. En el tiempo en que mi tutor había estado con sus visitas recurrentes al hospital, intercalaba los días de práctica con el arma de captura, y las lecturas teóricas de motivación, o más bien, manipulación. Estaba leyendo el segundo tomo de una colección de dieciséis cuando decidí relajar la vista por un momento. Incliné mi cabeza hacia arriba hacia la copa de uno de los árboles a los costados de la escalera. Faltaba al menos un mes para tomar el examen que validaría si podría calificar para el curso de héroes; eso hacía que me sintiera ansioso no solo por la incertidumbre de los resultados, sino también porque estaríamos en el mismo salón... Midoriya y el resto de la clase.

Me sentí tan sobrecogido, que solo pensé en cerrar mis ojos y no pensar en nada. Acomodé el libro abierto sobre mi rostro para que el resplandor no me incomodara. Estuve tan concentrado en ese estado de pasividad que solo percibía el ruido de la briza y el trinar de una que otra ave esporádica.
– ¿Estás dormido? – era imposible para mí no reconocer esa voz. Al deslizar el libro, me encontré con sus ojos amarillos viendo a los míos perpendicularmente mientras sentía como la presión sanguínea aceleraba mis latidos. Me mostraba esa cálida sonrisa que me hacía perder la noción del tiempo. El viento movía lentamente su cabello y yo no superaba el hecho de que estaba a pocos centímetros de su rostro. – ¿Shinso?
– Como puedes apreciar, estoy bastante despierto. Solo me tomaste desprevenido – mantuvimos la misma postura. Me costaba concentrarme. – ¿Qué haces por aquí?
– Solo vagaba por el campus y te vi recostado. Se me hizo raro que eligieras este lugar para dormir y me acerqué, pero solo estabas meditando. – Si volvía a sonreír así a tan poca distancia, no sería responsable de lo que haría.
– ¿Acaso me habrías despertado con un beso como en los cuentos de hadas en caso contrario? – Su rostro cambió de color rápidamente. Debo admitir que era divertido verlo así de conflictuado.
– Yo... ¡Yo solo espero no haberte interrumpido! – no pude contener las ganas de reír, haciendo que poco después imitara el gesto. – Por cierto, sentí que pasó un mes desde la última vez que nos vimos, ¿ocurrió algo?
– ¿Me extrañaste?
– ¡Hablo en serio! – no podía contarle que estuve castigado tras el incidente en la feria
– Digamos que tuve un entrenamiento exhaustivo que en definitiva pretendía sacar lo mejor de mí – junto con mi espíritu y mis ganas de morir.
– Sé que debemos entrenar, pero ¿por qué te esfuerzas tanto? Digo, te he visto entrenar por bastante tiempo y pareces exigirte mucho más que el promedio.
– ¿Me has estado espiando? – su semblante volvió a tornarse rojizo
– No... Bueno, yo... ¡Me parece increíble lo mucho que has mejorado en estos meses...! Tanto que me has motivado a mí también a ser mejor – me pregunto si repetirías esa expresión sabiendo todo lo que provocas en mí.
– Me alegra saber eso. Para la próxima te puedo dar un autógrafo.
– Tú serás el que me pida uno. – comenzó a reír, y yo haría lo que fuera para escucharla una y otra vez; para ser la causa.
– ¡Vaya! Parece que están muy ocupados – Monoma, como siempre, tan inoportuno. – Siendo del curso 1–A, no entiendo por qué no te codeas con los de tu grado.
– Yo no soy un fustigador y te sigo hablando – incorporándome – Aunque estoy considerarlo en dejar de hacerlo.
– Shinso, la academia cometió un grave error al dejarte en el curso 1–C y a mí en el 1B, digo, incluso éste calificó para el curso de héroes. – dirigiéndole una mirada despectiva a Kaminari
– Eres un... – me levanté, pero las manos del rubio detrás de mí, me detuvieron
– No te molestes, Shinso. No vale la pena escuchar las palabras de un resentido. – Disfruté más de lo que imaginaba la mirada molesta de Monoma
– Tienes razón – sin quitarle la vista al referido
– Nos vemos luego, Shinso – en cuanto me soltó, me cuestioné seriamente por qué le seguía hablando a este idiota.
– ¿Qué te ocurre? ¿Por qué estás tan obsesionado con los de su clase? – Acercándome a él.
– Porque muchos de ellos están sobrevalorados. – estaba aún más molesto. – la lanza rayos desde el ombligo, el que desprende esferas pegajosas, la invisible y en especial el rayo ambulante ese.
– ¡Déjalo en paz! Él no te ha hecho nada. ¿Por qué te molesta tanto?
– Porque si sigues en su compañía, serás tan inútil como él. No es más que un idiota. – en ese instante me sentí tan tentado a usar mi don en él
– El único idiota que veo aquí, eres tú – alejándome de él.
– Shinso – bloqueándome el paso – Si decidí intervenir es porque yo reconozco tu potencial y no quiero que sea menospreciado por alguien que no lo valore. – su voz se suavizó, pero estaba demasiado molesto para escucharlo.
– Kaminari no es como piensas
– Alguien que comparta tanto tiempo con la bomba andante y el otro grupo de alborotadores no creo que sean buena influencia.
– Sí, justo ahora me estoy preguntando quienes son los que influyen en mí – alejándome de él. Lo que comenzó como una inofensiva broma, estaba convirtiéndose en una conducta nociva.

Solo Nosotros Dos 💥 🍰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora