𝒪𝓃ℯ 𝓂ℴ𝓇ℯ 𝓉𝒾𝓂ℯ

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Jaemin no se explicaba como es que su cuerpo, de pronto durante la tarde del día anterior, había dolido tanto que se derrumbó justo frente a su habitación.

Sentía que su alma salía de su cuerpo y, según él, como si un elefante lo hubiera pisoteado sin piedad.

Na había intentado ignorar todo lo que había pasado con Lee Jeno desde la ultima vez que lo vió, esos ojos azules brillantes y la manera en que se sintió cuando él lo abrazó, era tan abrumador para él pensar que por un momento quiso quedarse así con él para siempre, el dolor había sido tanto que ni siquiera había pensado con claridad.

Ahora, lo que atormentaba a Jaemin era precisamente Lee Jeno, no es que le interesara, pero después de lo que le dijo no se volvió a cruzar en su camino y ni siquiera lo ha visto en el instituto.

Claro que algunas veces las cosas cambian, y para un Yong que anhela estar con aquella alma que alguna vez amó en el pasado, ni siquiera su lado humano puede detenerlo.

Es así como Jeno, quien se resguardó en su habitación se encontraba frustrado, su pecho dolía pero no era un dolor de algún golpe, sino que su Yong le rogaba por un contacto con Na Jaemin y el lo sabía, sabía que eso le estaba haciendo efecto más rápido de lo que esperaba y claro que para él no era bueno, pero para su enamorado ser interior no importaba que Jeno estuviera sufriendo mentalmente pues no pedía nada más que estar cerca del alma de Na Jaemin.

Las personas como Lee Jeno eran como dos en uno, un Yong que incluso puede tomar el control cuando quiera, y un humano que necesita controlarlo, si el humano no tiene una buena relación con su Yong éste, al ser una bestia siempre intentaría tomar el control de todo, sin importar cuan mal estuviera a los ojos de la humanidad.

Por suerte, Jeno desde que era un niño fue cercano a su yong y jamás tuvo problemas con él.

O al menos así era hasta este preciso momento donde su yong se encontraba danzando sobre las nubes, y todo al rededor de la casa de Na Jaemin.

Sus escamas irradiaban ese hermoso color azul y sus ojos brillaban tanto que su cuerpo era casi imperceptible, veía directamente las puertas del balcón de la habitación de Na, esperando a que en cualquier momento sus almas se encontraran.

Jaemin por otro lado, estaba sobre su cama, sintiendo un anhelo en su pecho que no sabia por qué era, pero ahí estaba el sentimiento presente.

Finalmente decidió ponerse de pié, comenzó a caminar en círculos en su habitación, preguntándose qué era lo que sucedía con él, ¿por qué se sentía así?, y así fue durante aproximadamente cinco minutos, hasta que un ligero resplandor se divisó por la puerta de cristal que daba la salida al balcón de su habitación, su curiosidad pudo más que su miedo, y sin más, se acercó lentamente a las puertas abriendo la cortina que tapaba la vista de la misma forma.

Ahí, a lo lejos, podía sentirlo, eso que lo llamaba y lo hacía querer saltar del balcón para alcanzarlo, aquello que lo hacía perder la noción del tiempo, aquello que lo hacía dejar de ser Na Jaemin.

De pronto, dos almas se encontraban una frente a otra, sus ojos brillaban en un intenso color azul al compás.

WuXiang era un yong sumamente grande, tan solo su cabeza podía cubrir el cuerpo de Na Jaemin por completo, cualquier persona que los viera a lo lejos moriría del miedo, pensando que aquella bestia extraña deboraría al pequeño Na en cualquier momento.

Pero en lugar de ser una bestia peligrosa, no era más que un alma reuniéndose con aquel amor que tanto espero por encontrar otra vez, después de tantos años existiendo en el pasado, el presente era lo mejor que podría estarle pasando a ambos.

Los ojos de ambos brillaban y sus corazones palpitaba fuertemente.

WuXiang se acercó lentamente a él, hasta tocar el pecho de Jaemin con su cabeza, buscando la cercanía y el calor, cerrando sus enormes ojos con el tacto.

Por otro lado, Na Jaemin estaba perplejo, era verdad que su alma estaba ansiosa por aquello que estaba pasando, pero su cabeza apenas procesaba lo que estaba sucediendo, sus ojos abiertos a tope, sintiendo terror pero a la vez un gran impulso por estar cerca de aquella bestia.

Sus manos temblando a sus costados y unas pequeñas lágrimas cayendo lentamente por sus mejillas.

- WuXiang.

Fue lo único que Na pudo pronunciar antes de despertarse del trance en el que se había quedado, alejando sus manos que habían estado posicionadas a cada lado de la cabeza de ese gigante ser frente a él hace solo segundos.

Qian WuXiang de repente se sorprendió por su nombre saliendo de los labios del humano frente a él, sus ojos se abrieron de golpe y la electricidad recorrió sus escamas, se alejó de él y el mundo pareció ir en cámara lenta cuando su cuerpo se movió a la velocidad de la luz en dirección a las nubes, escupiendo un estruendoso rayo que iluminó el oscuro cielo para así desaparecer sin dejar algún solo rastro de su gigantesca presencia frente a Na Jaemin, quien vio todo aquello con sumo miedo.

Y esta vez, no habría forma de que Na Jaemin olvidará todo aquello que había sucedido.

Sus piernas temblaron y después de unos segundos colapso contra el suelo sin poder creer lo que había visto, aterrado y muy confundido abrazo sus piernas escondiendo su rostro.

• Kingdom •/  NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora