Me abrazas en esta tarde de brumas amarillas mientras tu voz, empañada y pabilosa, susurra posibles y probables. Pero no hace falta. Hace rato que deambulo por la senda de prometedoras mordidas, la que llegará a una bifurcación con dos carteles: adiós y por qué. Y te beso, sabiendo que las brumas se disiparán dejando ver tus brazos de criatura terrible. Sé lo que va a pasar. Lo sé perfectamente. La lluvia, que siempre llega, traerá consigo un despertar de coherencia, liberando los ojos de la opacidad poco juiciosa tras la que vivían ignorantes y felices. Y extrañaré mi ceguera, y tu voz de mentira, y tus brazos de monstruo. Pero eso será mañana.
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Mis insolencias (Retratos y latidos)
PoetryEl mejor retrato de una persona se obtiene al atender a cada locura que surge de su boca, tal vez a base de imprecaciones y verbos con vida propia. A veces sólo basta con dejar que el individuo divague unos minutos, incluso es posible que las insole...