Sangre de rutina que ha manchado estas paredes tiñéndolas de opaca obligación. El almíbar que antaño se antojaba delicioso y hasta adictivo, ahora se traduce en empalagosa malquerencia, un viaje al sótano del rechazo. Pantomima que desgasta ojos, piel y cualquier deseo. Y las voces, todas, surgen taimadas, reprimiendo gritos de abrumadora muerte. Qué ruidosos los demonios que yacen en la sombra aferrados al techo mientras cantan baladas de exterminio con sus hálitos de tósigo. Floto en la cama de las angustiosas verdades, sabiendo que este cuarto infecto acabará tragándome sin remedio.
En eso se convirtió el mundo cuando te fuiste.
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Mis insolencias (Retratos y latidos)
PoetryEl mejor retrato de una persona se obtiene al atender a cada locura que surge de su boca, tal vez a base de imprecaciones y verbos con vida propia. A veces sólo basta con dejar que el individuo divague unos minutos, incluso es posible que las insole...