Baila, luciérnaga de compromiso laxo, baila ahora que la noche celebra su fiesta.
Besa, luciérnaga, y que tu beso, ajeno al movimiento del mundo, se desnude al aire, entre risas de rutilantes esferas.
Ama, luciérnaga, aunque la cordura penda de un hilo, aunque hiele al alba, cuando el horizonte se exhiba abrazado por la luz.
Muere, luciérnaga ingenua, ahora que el residuo de vagar en la sombra se ha vuelto insoportable.
ESTÁS LEYENDO
Mis insolencias (Retratos y latidos)
PoesiaEl mejor retrato de una persona se obtiene al atender a cada locura que surge de su boca, tal vez a base de imprecaciones y verbos con vida propia. A veces sólo basta con dejar que el individuo divague unos minutos, incluso es posible que las insole...