Trae la bahía abrazo de sal y atardecer.
Danza de la marea, salvaje y platina,
susurra tu palabra de piel cristalina
rebeliones de arte que no pueden ser.
Y al amparo de la tarde, cual revolución marina,
surgen gigantes de quiebro y de sed,
sendas de aire que remueven la fe,
barcos que florecen bajo aguas prohibidas.
Así es el misterio que guarda esta red:
la que muele el alma con tediosa rutina,
la que torna en milagro esta ruina perdida,
beso de mar que promete volver.
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Mis insolencias (Retratos y latidos)
PoesiaEl mejor retrato de una persona se obtiene al atender a cada locura que surge de su boca, tal vez a base de imprecaciones y verbos con vida propia. A veces sólo basta con dejar que el individuo divague unos minutos, incluso es posible que las insole...