Yo soy el aire invisible que se posa en las superficies, a veces sanador, a veces iracundo. Ráfaga que eriza la piel y despeina a ratos, y también viento que arranca raíces de árboles de solidez antigua. No puedes verme, ni tocarme. No sabrás cuándo, pero te besaré con el tacto sutil de una tarde de verano, y te envolverán mis brazos de sorpresa cálida mientras te preguntas qué clase de dicha te absorbe. Así será mi amor, fresco y arrebatado, gratuidad inconsciente que despejará nubes y residuo sucio de tu corazón herido.
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Mis insolencias (Retratos y latidos)
PuisiEl mejor retrato de una persona se obtiene al atender a cada locura que surge de su boca, tal vez a base de imprecaciones y verbos con vida propia. A veces sólo basta con dejar que el individuo divague unos minutos, incluso es posible que las insole...