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─¡Jaina!

Ángela parecía haber hecho un gran esfuerzo con su vestido, para su fiesta de cumpleaños.

Con un vestido verde claro muy fresco, y su cabello plateado estaba medio atado con un broche de diamantes.

─Te ves bien con tu vestido. ¿Estás lista?

─Si, vamos ahora.

Con paso rápido, agarré la mano de Ángela cuando iba a salir. Le quité el collar y le añadí uno nuevo.

─¿Qué es esto?

─Es un regalo, feliz cumpleaños, Ángela.

Angela hizo una mueca como si no le gustara el collar. Probablemente fue por que no le combinaba bien con los trajes que llevaba hoy, y el collar en si no era bonito.

Aunque le sonreí como si no lo supiera, y ella también sonrió.

─Gracias por el regalo. ¡Estoy tan feliz!

─Me alegro que te guste. ¿Nos podemos ir ya?

Tomé la mano de Angela y nos movimos al salón de banquetes donde se celebró la fiesta de cumpleaños.

Le había regalado este collar Blue Marie en el pasado. En ese momento, estaba ansiosa de hacer algo por Angela, e incluso si a mi padre le fue difícil de conseguir el Blue Marie, no lo consideré una pérdida muy grande. Pero, unos días después, el collar Blue Marie fue encontrado en el bote de la basura de Ángela.

Lamentaba más, darle un regalo que no le gustaba, que la decepción de ser ignorada.

Pasó mucho tiempo, antes de que me diera cuenta, de que Ángela había estado hablando mal sobre mi del Blue Marie.

«¿Solo porque le di a Ángela, un regalo que ni siquiera se atrevía a tocar?»

Pero como en ese entonces, pocas personas la conocían, las palabras de Ángela fueron aceptadas por otros como verdaderas.

Quería revivir esa memoria e intentar usar el Blue Marie de una manera más pequeña, pero diferente esta vez.

La razón por la que preparé una falsificación, fue porque no pude poner el precioso regalo de mi padre en el cuello de Angela.

Muchos invitados ya habían llegado al pasillo. Algunas chicas jóvenes se acercaron a la recepción para vernos a Ángela y a mí. Eran seguidores de Sylvia Lister, Ángela las conoció en la fiesta del té de Louise.

─Feliz cumpleaños, señorita Angela.

─Si, gracias a todos por venir aquí, incluso cuando estáis tan ocupados.

─Estas tan hermosa hoy, como un ángel. Estoy ansiosa por su debut social, Ángela.

─La señorita Silvia está a punto de llegar.

Hablaron activamente con Angela y, naturalmente, me enfadaron. Claramente, Sylvia había dado instrucciones. No sabía cuál era su intención.

Estaba segura de que estaba dispuesta a hacerse amiga de Ángela, para encontrar alguna debilidad mía a través de ella y mantenerme bajo su control.

Ángela también quería estar cerca de Sylvia, que era abiertamente hostil conmigo. Después de todo, había dibujado un asterisco en el nombre de Sylvia Lister, de los documentos que recibió.

En cierto modo, es probable que las dos encajen bien juntas. En el pasado, Sylvia odiaba a Ángela desde el principio, porque Kassel estaba detrás de Ángela. Me acordé de Kassel y fruncí el ceño.

EDJ DADonde viven las historias. Descúbrelo ahora