32.Rose

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Siempre creía tener todo bajo control, incluso en las situaciones más críticas y complejas como lo que pasábamos en estos momentos con Tasha y Robert amenazándonos, jamás me vi envuelta en esta situación aunque para ser sincera me había imaginado varios escenarios de como sería este día, el cual descubrí que tal vez estaba embarazada.

Si, embarazada. Yo Rose Hathaway con 23 años quizá esté embarazada de un dhampir. No sería algo que me tomara por sorpresa pero tal vez si a muchos.

Hace casi un mes había perdido las esperanzas sobre ello pero los hechos recientes me hicieron replanteármelo. Es cierto que me hice unas pruebas cuando Dimitri estaba en el hospital y habían salido negativas y también que haya sido un error o sea el resultado de un incidente en la bañera donde me dejé vencer por los encantos de mi marido. Cabe recordar que esto sucedió hace dos semanas antes de que Adrian curara a Dimitri y posiblemente al sentir los mareos y tener vómito en las mañanas confirmaran mis sospechas además de tener las defensas bajas. En todo caso para salir de dudas tenía planeado comprar unas pruebas.

En este momento me encontraba en el desayuno, con náuseas y apenas si comiendo con el temor de arrojar lo poco que tenía en el estómago sobre Eddie quien estaba enfrente mío.

–¿Te encuentras bien?– susurró Dimitri a mi lado mientras sonreía por la broma de Adrian.

Lo miré. ¿Debería decírselo? ¿Y si solo lo ilusionaba? Él tiene el derecho de saber. No. No se lo diría hasta estar completamente segura, decidí finamente por lo que respiré profundo y ordené mis pensamientos.

–Si, estoy bien–forcé una sonrisa tomándole la mano.

–Rose...–comenzó a hablar pero fue interrumpido por Abe quien entraba al comedor.

–Los alimentadores llegaron–anunció sonriendo. Si antes carecía de apetito ahora estaba segura de no tener intención alguna de comer un bocado más. Con la intención de levantarme dejé los cubiertos sobre el plato soltándome del agarre de Dimitri, ignorando su mirada.

–Eh, ya no queda nada en la alacena. Alguien tendría que ir de compras, hice una lista– escuché la voz de Christian.

–Puedo ir yo–me ofrecí tomando el papel de sus manos, no es que ir a comprar alimento me entusiasmara mucho pero aprovecharía para conseguir la prueba de embarazo.

–Toma, no tardes. Quiero hablar contigo más tarde–Abe me entregó una tarjeta de crédito con la vista fija en el celular.

Tomé la tarjeta y me dirigí a la entrada donde agarré mi abrigo, bolsa y las llaves de una de las camionetas.

Salí y antes de caer en la cuenta de que no traía mi estaca conmigo, di la vuelta pero me topé con Dimitri que me extendía el objeto.

–¿No planeas ir sola o si?–su pregunta no sonó con tal, no había acusación ni reprimenda alguna, se le veía relajado y hasta vi un atisbo de sonrisa formarse. Las Belikova se fueron hace tres días con el argumento de no tener algo que les impidiera su regreso a Bahía al estar completamente sano Dimitri con la curación de Adrian. Él no mencionó nada al respecto pero se le veía un poco afectado de no poder estar con ellas más tiempo como él quisiera pues yo sabía que el no verlas por mucho tiempo le era difícil.

Me encogí de hombros–No es gran cosa. Iré al supermercado no a una cueva llena de strigoi–traté de bromear pero cuando las palabras salieron de mi boca no sonaron tan divertidas.

Linaje restauradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora