La luz anaranjada del atardecer se filtraba por la ventana de la habitación, resultando algo molesto al ser un vampiro. Si bien no hacía mucho daño a nosotros los moroi como en las estúpidas leyendas que relataban los humanos, era incómodo y hasta cierto punto si nos exponíamos por un largo periodo de tiempo llegaba a ponernos enfermos.
Era algo que no entendía de Rose, a quien le encantaba salir por la noche para contemplar los primeros rayos del amanecer al igual que Dimitri, pero siempre había sospechado que el segundo lo hacía porque le recordaba que estaba vivo y ya no era un strigoi, así que fue una de las pocas cosas de las que evitaba burlarme.
Me levanté de la cama sin muchas ganas para cerrar las cortinas, mientras tiraba de la tela pude vislumbrar a lo lejos a la madre de Rose dando vueltas alrededor de la casa con estaca en mano, caminando sobre la nieve sin ninguna dificultad.
Fruncí el ceño extrañado; era seguro que algo andaba mal. Los guardianes de Abe vigilaban siempre, por lo que jamás hubo mucha necesidad que alguno de ellos hiciera una ronda.
Un mal presentimiento entonces me invadió, como si pudiera percibir que algo muy malo iba a suceder. Un malestar en el estómago se hizo presente, así como mi respiración se volvió irregular y todo a mi alrededor se tornaba borroso y si no fuera porque me sostuve fuertemente de la pared en ese mismo instante, fui consciente de que hubiera caído.
Miré una vez más por la ventana y decidí que lo mejor era averiguar que pasaba. Cerré la cortina de un tirón antes de salir de la pieza para ir detrás de Janine.
Salí de la casa sin ser visto, últimamente los dhampir ni siquiera nos dejaban asomarnos por la puerta y si Dimitri se enteraba, se enojaría mucho pero la culpa pronto se esfumó y con eso comencé a caminar rápidamente maldiciendo por no tomar unos zapatos que se adecuaran al clima.
Di vuelta en una esquina topándome de frente con Janine Hathaway apuntándome con su estaca, apenas si alcancé a retroceder un paso y ella a detener su mano, haciéndome tener un déjà vu de cuando fue el ataque en la academia y Rose salió en mi búsqueda casi clavándome su estaca cuando nos encontramos ya que pensó que era algún strigoi.
—¡Carajo!—soltó enojada dándome una mirada severa, sorprendiéndome un poco por su .—Lord Ozera, será mejor que entre.— Resistí el impulso de poner los ojos en blanco ante el título, en cambio pregunté lo que tanta curiosidad me daba.
—¿Qué pasa? ¿Es que acaso sucede algo?— la interrogué. No dijo nada. Solo me analizó atentamente y después de un largo silencio decidió hablar.
—No he visto a ninguno de los guardianes que vigilan el perímetro en más de doce horas. Sólo a Pavel que marchó con Abe.—dijo con aquella típica expresión neutral que poseían todos los guardianes, pero incluso pude ver cierta angustia asomándose en sus ojos.
—Lo más probable es que se hayan unido a él.—traté de encontrar una explicación lógica a ello mientras retomábamos el camino.—¿Ya revisó... —me detuve a media frase cuando vi que se puso tensa y remplazó su estaca por un arma de fuego.
No era un strigoi por que había salas protegiendo el lugar así que me preparé mentalmente por si era una amenaza, sintiendo el tan familiar calor entre mis manos listas para invocar algo de magia.
Cuando comencé a seguirla, se detuvo abruptamente empujándome con su antebrazo.—Tú te quedas aquí.— susurró. Vaya, hasta aquí los títulos y el formalismo. Por fin.
—Sabe que puedo ayudar.—contradije y pude notar como se debatía internamente sobre si era una buena o mala idea dejarme con ella. Al final me dejó quedarme, pero me advirtió que no me interpusiera si realmente nos atacaban.
—Tú y Rose son iguales.—hice un mueca de desagrado ante la comparación rehusándome a admitirlo cuando sabía perfectamente que tenía razón.—Siempre queriendo ir frente al peligro.—no pude ocultar la pequeña sonrisa que comenzaba a formarse.
Nos quedamos en silencio después de eso. Aunque se me dificultara un poco seguirle el paso debido a esa velocidad que poseían los dhampirs ya no me llegaba a cansar como antes, los entrenamientos con Dimitri sin duda estaban dando resultados.
En algún momento solo me concentré en mirar hacia los lados en busca de cualquier cosa, que no presté atención a mis pies y casi terminé tropezándome con algo. Bajé la vista, horrorizado por lo que encontré.
Un cuerpo.
Y otro más.
Junto a mis pies, tirados sobre la nieve, estaban los cuerpos de dos guardianes boca arriba con los ojos muy abiertos, reflejando la sorpresa del ataque que los tomó desprevenidos. Sangre salía de sus bocas escurriendo por sus rostros hasta gotear y caer en la nieve generando un gran contraste. Tenían marcas de golpes, lo que quería decir que se habían defendido. Sin embargo eso no fue lo peor, sino las estacas de plata clavadas justo en su corazón.
Las nauseas me invadieron de nuevo y no me di cuenta que retrocedí varios pasos en un intento desesperado por alejarme de eso que vi hasta que choqué con la espalda de la madre de Rose.
—¿Qué pasa?—cuestionó tan pronto como notó mis expresiones que seguramente reflejaban todo lo que sentía, pero no pude contestar, me sentía incapaz de pronunciar palabra alguna y mis ojos no se apartaban de aquel lugar, era como si algo me obligara a seguir observando. Así que siguió la dirección de mi mirada y entendió lo que sucedía.
Se acercó a los cuerpos y se agachó para tomarles el pulso, pero era más que claro que estaban muertos.
—Mierda.—le oí mascullar.
Por primera vez en todos estos días el miedo realmente me invadió. Temí por Lissa. Por mi hijo. Por todos nuestros amigos. Ya no estábamos seguros.
—Entra de inmediato.—me ordenó al mismo tiempo que se levantaba.
—¿Cómo?—apenas si reconocí mi propia voz.
—Ahora mismo. Alerta a los demás. Escúchame Christian— me tomó por los hombros—¡Es posible que el tipo que hizo esto ya esté dentro! Tienes que advertirles— su rostro irradiaba determinación y podía comprender el porque era considerada una de las guardianas más mortíferas.
El pánico comenzó a inundarme de nuevo pero me obligué a mantenerme firme y asentí comprendiendo el peso de sus palabras. Pero justo antes de que pudiera comenzar a correr e ir por la entrada más cercana, una gran ráfaga de viento nos arrojó contra la pared provocando que me golpeara la cabeza debido al impacto. Parpadeé un par de veces aturdido.
Por el rabillo del ojo vi a Janine desfallecer. Traté de acercarme a ella arrastrándome por la nieve con las pocas fuerzas que me quedaban pero no pude hacer nada. Pronto caí junto a ella sin poder sostenerme, seguramente tenía un fuerte golpe y lo confirmé al llevar mi mano a la parte posterior de mi cabeza y verla cubierta de sangre.
Un hombre cargando algo se acercaba ¿o se alejaba? Ya no lo sabía. Pronto todo se volvió negro y caí en la inconsciencia teniendo como última imagen aquel desconocido que pareció anunciar nuestra muerte.
/ / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / / /
Lo prometido es deuda :) Aquí está otro capítulo, espero les haya gustado este POV de Christian.
Estoy releyendo la saga así que no pude evitar hacer varios guiños de algunos libros pero me gusta hacerlo. Leo sus comentarios.
![](https://img.wattpad.com/cover/233460038-288-k562336.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Linaje restaurado
FanfictionLa historia estaba en mi anterior cuenta pero la perdí y no la pude recuperar, era vale45679. Después de Vampire Academy y Bloodlines. Todos se ponen de acuerdo para pasar las vacaciones de inverno en Rusia. Habrá mucho de que hablar ya que han pasa...