19.Dimtri.

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-Babushka-recargué mis brazos en mis rodillas.-sinceramente no estoy de humor
para hablar en este momento-

Mi abuela me había encontrado en el patio entrenando con Paul y me dijo con una expresión severa que la acompañara a su cuarto para hablar.

-Pues te guste o no ¡vas a escucharme!-Me señaló.-Se que Rose y tu han discutido-

-Bueno toda la familia lo sabe-gruñí. Era cierto que después de unos días aquí en casa, mi madre, mis hermanas y ella se habían dado cuenta que andábamos distanciados uno del otro. Y no me sorprendería que mi abuela supiera la razón.

-Ese no es el caso-sacudió la cabeza-Tu fuiste testarudo, pensaste antes en tus obligaciones de guardián- me miró fijamente.

Quise hablar pero no me dejó-Esa chica a hecho y pasado por cosas que no te imaginas-

-Claro que lo sé-me enojé.

-No parece-frunció el ceño-Cruzó medio mundo para poder cumplir una promesa dejando que la humillaras, la hicieras a tu antojo y...

-Basta-espeté.-Se lo que le hice cuando era strigoi- Yo había secuestrado a Rose cuando era un strigoi y hasta convertirla en una... tan solo pensarlo me enojaba conmigo por lo que
le hice...beber de su sangre y... aunque no
haya sido durante el sexo... recuerdo como
me burlaba de ella y la acariciaba mientras bebía de ella lo que se consideraba ser una
puta de sangre, algo de lo más asqueroso y
bajo en el mundo moroi.

-Esto no se trata solo de eso, ella nunca
perdió las esperanzas entre ustedes y logró
que algo que se consideraba un cuento de hadas se hiciera realidad ¡No puedes decirme que eso lo hizo nuestra reina! No le quito el crédito a su majestad pero empuñar una estaca es muy fácil si consideras el largo camino que se recorrió para hacer eso.-me agarró el hombro-Dimka, esa mujer vale demasiado como para que tú lo eches a perder en cuestión de segundos-con eso se fue de la habitación dejándome solo en mis pensamientos.

Todo el día estuve lejos de Rose necesitando espacio para pensar, al final del día después de despertarla de una pesadilla al oírla gritar, le pedí disculpas a la morena dándome cuenta de mi error, me tenía abrazado del cuello dándome una vista de su cabello ondulado color marrón a la altura de su cintura, amaba su cabello.

Se separó de mí para mirarme a los ojos mandándome miles de mensajes que pude saber tan solo verla. Me incliné para capturar sus labios en un apasionado beso, casi una semana sin besarla era una tortura para mí, sin poder tocarla y hacerla mía, en este momento era lo único que quería hacer.

-Te amo Roza- murmuraba contra su cuello dándole suaves mordiscos en cada rincón lo que me hizo obtener un gemido de su parte.

-Yo también te amo- pasó sus manos por mi pecho desabotonándome lentamente mi camisa lo cual era un tortura.

-Si te dijera todo lo que quiero hacerte-susurré en su oído trazando un camino de besos en su mandíbula a sus pechos cubiertos por un suéter blanco con escote en V.

-No lo digas, hazlo-dijo seductoramente quitando el último botón de mi camisa y le ayude a deshacerse de la prenda de una vez, comenzó a besar mi pecho sentándose a horcajadas encima de mi, estaba sentado en el centro de la cama.

-No sabes cuanto extrañaba tus labios sobre mi piel- le dije tomándola de la cintura para acercarla más a mi.

-Demuéstramelo-sonrió atacando mis labios.
Acariciaba su cintura y vientre subiendo su blusa separándome un poco para quitársela completamente dejando ver su sujetador color blanco.

-Te gusta lo que ves, camarada-citó una tan frecuente frase entre nosotros.

-No tienes ni idea-sonreí mordiendo el lóbulo de su oreja haciéndola gemir muy alto.

Linaje restauradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora